lunes, 26 de noviembre de 2012

Política Educativa en Jaime Torres Bodet

Definir una política educativa para México, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, como la registrada en el primer lustro de los años 40 y de una lucha interna entre las diversas facciones gobernantes del país, derivadas de las políticas revolucionarias del general Lázaro Cárdenas, significó para el presidente Ávila Camacho y su secretario de Educación, Jaime Torres Bodet, un verdadero reto a resolver.
La política presidencial giró en torno a la unidad nacional de los mexicanos para enfrentar la amenaza nazi-fascista de Alemania e Italia, fomentando los ideales de la libertad, democracia y la paz mundial.
Correspondió al doctor Jaime Torres Bodet, designado Secretario de Educación el 23 de diciembre de 1943, reconocido en el ámbito intelectual, artístico y diplomático, poco conocido en el magisterio, no obstante que en su juventud había sido Jefe de Bibliotecas de la Secretaría de Educación durante el ministerio del licenciado José Vasconcelos, dirigir un mensaje al pueblo de México, para dar a conocer su ideario y programa de educación, centrando su discurso en la importancia del apoyo de los maestros y de la nación entera, para hacer realidad el pensamiento del presidente de la República.
El Secretario Torres Bodet expresó "que estaba persuadido de que la consolidación de la independencia política y económica de México descansa en la educación de todos sus hijos… y que…las circunstancias históricas de nuestro tiempo exigen una educación para la paz, para la democracia y para la justicia social".
Sin hacer gran publicidad, el secretario Torres Bodet, propuso al presidente Ávila Camacho una reforma al artículo tercero que establecía la educación socialista, para que postulara el amor a la Patria, a la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y la justicia, además de desarrollar las facultades del ser humano.
La nueva legislación reafirmaría los principios a favor de una educación laica, gratuita y obligatoria, así como el carácter democrática, nacional, manteniendo firmes los postulados de la lucha contra la ignorancia y sus efectos, fundada en los principios de la ciencia, la razón y el viejo anhelo pedagógico de una formación integral del educando.
Para lograr el ideal educativo de la UNIDAD NACIONAL, requería de un intenso programa de actividades en el aula, la escuela y la comunidad.
El sistema educativo mexicano, requería de una filosofía de la educación, que hiciera posible la formación de un pensamiento social de los educandos y de los mexicanos en general, que los cohesionara, que les diera identidad nacional, que fomentara el amor por la patria.
Durante los años 40 el secretario Jaime Torres Bodet, llevó a cabo una reforma a los planes y programas de estudios de la educación primaria, secundaria y normal, por medio de los cuales se enseñaba la historia de México, el civismo y los principios para una convivencia de los mexicanos, en favor de la democracia, la justicia y la paz internacional.
El principio de la unidad nacional, como objetivo inmediato a lograr mediante los programas educativos, era un propósito fundamental, de soporte a la política del gobierno de la República, a favor de una posición pacifista.
Una de las consecuencias esperadas durante la Segunda Guerra Mundial, que afectaron también nuestro país, era la generación de un pensamiento a favor de los países del eje formado por Alemania, Italia y Japón, cuya ideología de sus gobiernos era el nazismo y el fascismo.
En este contexto, el gobierno mexicano se propuso educar para la libertad, la democracia, la justicia y la paz.
A los niños y a los jóvenes se les inculcaban los valores cívicos, de amor a la patria, a vivir en libertad y en la democracia, en un ambiente de armonía interna y de paz mundial.
En el segundo período, como secretario de Educación, el doctor Jaime Torres Bodet, se propuso una reforma educativa por medio de la cual los estudiantes y maestros reafirmaban su conocimiento de la historia de México, incluyendo los principales acontecimientos del siglo XIX y siglo XX, así mismo, los primordiales conflictos bélicos, revoluciones sociales y sistemas de gobierno durante el siglo XX, todo lo cual explicaba las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales del mundo y de nuestro país.
Otro aspecto relevante de esta reforma educativa, fue la introducción de la enseñanza de las actividades tecnológicas en la educación secundaria, para facilitar el desarrollo de aptitudes y habilidades manuales de los estudiantes, aprendiendo así el manejo de herramientas para la soldadura, mecánica, carpintería, costura y cocina, entre otras.
El desarrollo integral de la personalidad del adolescente, era posible mediante el aprendizaje de conocimientos científicos, históricos, cívicos, del lenguaje, de manualidades y educación física.
La formación de profesores de educación primaria, se extendió a la preparación de educadores de adolescentes, con la creación de las escuelas normales superiores públicas y privadas.
En esta reforma educativa a la enseñanza secundaria del país, así como la creación de la Escuela Normal Superior de Nuevo León, participó el profesor Humberto Ramos Lozano, hoy Benemérito de la Educación del Estado.
Hoy día, el país requiere de pensadores como Jaime Torres Bodet.

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