"Sí en algún sector de la vida venezolana la cuestión ideológica ha marcado
y dejado huellas, es en el de la educación. Y si observo de hoy hacia atrás con
pupila que abrace con su mirada los dos últimos siglos, percibo que la
cuestión ideológica en la educación fue más acentuada y permanente durante
el siglo XIX que en el siglo XX, y que las polémicas que surgen en el
siglo XX no son sino consecuentes coletazos de planeamientos formulados en el
siglo XIX. El tema de la escuela laica que comparte con otros de análoga
naturaleza como la dirección y orientación única de la enseñanza o monopolio
estatal, la formación docente, etc., está en el fondo de la llamada tesis
del Estado Docente, quizás la más polemizada durante el siglo XX, y tiene
sus antecedentes en la tendencia de secularización de la
enseñanza, primeramente tan enfatizada ya a partir de 1820, más acentuadas
luego en las definiciones y acciones del gobierno de Guzmán Blanco y por
los positivistas y librepensadores, que se apoderan de las
tribunas, particularmente durante la última década del siglo XIX. El
primer congreso pedagógico venezolano
reunido en 1895 se fracturó a consecuencia del debate allí planteado sobre
escuela laica y escuela confesional y el Código de Instrucción Pública
aprobado en 1897 tiene como idea aspiradora de su articulado las ideas de la
pedagogía positivista. Se me ha pedido que trate en esta oportunidad sobre
la cuestión educativa durante el siglo XIX, pero este tema no lo puedo ni debo tratar de manera insular, y sin ver hacia atrás,
porque buena carga de ideas e iniciativas educacionistas del siglo XVIII
venezolano caen sobre el siglo XIX.
Además no podemos perder de vista los siglos del período hispano
con la huella cristiana y el fenómeno del siglo XVIII, donde entre nosotros se observa convivencia o tolerancia de pensamiento
cristiano con pensamiento ilustrado. Porque el pensamiento ilustrado
en materia educacional si bien irrumpe entrenosotros,
en 1770, con la disputa entre el Padre A. Valberde y el, Condede San Javier,
donde el primero pedía liberarse de Aristóteles y SantoTomás y dar acogida en
la enseñanza que se impartía en laUniversidad de Caracas a la ciencia moderna y
a otros teólogos y filósofos cristianos y el segundo, profesor
aristotélico - tomista, y luegoen 1789 el
pleito entre el abogado Doctor Cayetano Montenegro de lamisma estirpe académica
y el Padre Baltasar de los Reyes Marrero,
abanderado de la apertura ideológica, todos coinciden tantoconservadores (el Conde San Javier y Montenegro)
y avanzados(Valberde y Marrero) en la profesión de fe y lealtad a la
ortodoxiacatólica en materia de dogma y moral. De modo que el
pensamientoilustrado venezolano en materia educativa representado en laVenezuela
del siglo XVIII por Valberde, Marrero, Juan Agustín de laTorre, Evaristo de
Buroz, Simón Rodríguez, Sanz y Andújar, penetra enVenezuela, se puede afirmar,
sin actitud volteriana y desafiante al estatuto religioso imperante y
luego recorre, aunque con tonoideológico y estilo diferentes un
itinerario hasta bastante avanzado el siglo XIX. Así pues,
pensamiento cristiano, pensamiento ilustrado y pensamiento positivista han
abonado buena parte de nuestro quehacer educacionista, no menos de
cuatrocientos años de cultura pedagógica. En
el campo filosófico, me atrevo a señalar, que el sensismo que seenseñaba en la
Universidad de Caracas, aprendido en Verney yCondillac, por lo que se desprende
del pensamiento de Baltasar de los Reyes Marrero y del enunciado de las
tesis que presentaban estudiantes para obtener el grado académico
correspondiente, es aquel que ponela observación y la experiencia como
principio o fuente para construir el conocimiento del mundo natural y de
las cosas finitas y la validez del método experimental, sin que plantearan
la idea de proscribir o de sembrar
dudas en forma directa sobre la existencia de ciertos valores suprasensibles
como la existencia de Dios, la inmortalidad yespiritualidad del alma y la
existencia del mundo sobrenatural. No sedeclara deista para sustituir lo que
enseña como verdad de fe lareligión positiva ni hace campaña al modo volteriano
paradesprestigiar al clero, ni predica el
valor e importancia de la ciencia yde la razón para llenar el vacío que
se pudiera presentar al desconocerse
la autoridad de la fe religiosa que se profesa, se haceénfasis en la
ciencia, en la instrucción pública y en el aprendizaje delas artes útiles como factores que promueven el
progreso y la felicidad de la provincia sin desmedro de aquellos estudios
que la tradiciónescolástica había creado. En este sentido se procura un
criterio deenriquecimiento y de complementación para satisfacer las
exigenciasde mejoramiento del aparato
productivo del país y de la diversidad vocacional de la juventud, y
así lo testimonian los escritos del Doctor Juan Agustín de la Torre y del Padre Francisco de Andújar. Este señalado
criterio de enriquecimiento y de complementación con propósitos de progreso y de bienestar inicia en el país un
proceso de formulación de pensamiento laico para mejorar la
economía y laeducación pública, y esta última en función de la primera y
ademásamplía el marco de objetivos educacionales para dar cabida al
aprendizaje de los saberes útiles. Se manifiesta
interés por lo social quedará lugar a la reflexión sobre una
ética de igual naturaleza, en dostiempos, como en el caso de Miguel José Sanz:
en primer lugar planteando durante el dominio español la reforma de
la primeraeducación para instituir un régimen de formación que construya encada niño un espíritu de autenticidad basado en
el amor, el respeto, labuena fe, "la justa emulación por las
virtudes de los buenoscompatriotas y el
horror de los vicios y delitos de los malos" y ajeno ala vanidad,
al orgullo y a la ostentación; y luego en los días de larevolución, en 1810, un
régimen de formación ciudadana para laconstrucción
del ser republicano que se basa en el amor a la ley. Este itinerario a que
me he referido antes, es recorrido en tres fases,donde ideas del
pensamiento ilustrado contribuyen, particularmente enla segunda y tercera
fases, a vitalizar al llamado liberalismovenezolano del siglo XIX: La primera fase se puede ubicar, de manera
aproximada y a los efectosmetodológicos, de 1770 a 1810, o sea que se
inicia formalmente con el grito
cuestionador del Padre Valberde y se cierra con el inicio de larevolución. Esta
primera fase se caracteriza por un movimientodestinado a conformar
instituciones para el estímulo del desarrollo y el redimensionamiento de la orientación del régimen educativo, y queindudablemente
contribuirá a abrir camino para el planteo de la propuesta política. El progreso económico busca soportes en laeducación
y las ciencias útiles y tras esta orientación inicial decarácter científico -
educacionista que se ensanchará a medida queentra el siglo XIX para dar cabida
a la connotación político -educacionista, o sea para destacar la importancia de
la educacióncomo instrumento para solidificar los propósitos de libertad y soberanía previstos en el proyecto político
republicano. Sanz, Roscio, Bolívar, Revenga y Lander son exponentes
representativos de estatendencia que conforma el espíritu de la segunda fase de
este procesoque se caracteriza por su connotación política: ruptura de
las provincias unidas de Venezuela con
España y creación de la República. Esta fase corresponde al período
1810-1830 y contiene hechos como lalucha por la independencia, constitución de
la República de Colombia y luego su desmembramiento. La tercera fase coincide con la
reconstrucción del Estado Venezolano; y las ideas del pensamiento
ilustrado acompañan al ideario del liberalismo venezolano que pone énfasis
en reafirmar la autoridad política del poder civil frente a la
Iglesia Católica. Esta fase, a efectosmetodológicos, señalo que se inicia en
1830, concluye confundiéndose
La Educación en el Siglo XIX
Por:Rafael Fernández Heres
"Sí en algún sector de la vida venezolana la cuestión ideológica
hamarcado y dejado huellas, es en el de la educación. Y si observo de hoyhacia
atrás con pupila que abrace con su mirada los dos últimos siglos, percibo
que la cuestión ideológica en la educación fue más acentuada y permanente
durante el siglo XIX que en el siglo XX, y que las polémicas que surgen en
el siglo XX no son sino consecuentescoletazos de planeamientos formulados en el
siglo XIX. El tema de laescuela laica que comparte con otros de análoga
naturaleza como ladirección y orientación única de la enseñanza o monopolio
estatal, la formación docente, etc., está en el fondo de la llamada tesis
del Estado Docente, quizás la más polemizada durante el siglo XX, y tiene
susantecedentes en la tendencia de secularización de la
enseñanza, primeramente tan enfatizada ya a partir de 1820, más
acentuadasluego en las definiciones y acciones del gobierno de Guzmán Blanco
y por los positivistas y librepensadores, que se apoderan de las
tribunas, particularmente durante la última década del siglo XIX. El
primer congreso pedagógico venezolano
reunido en 1895 se fracturó aconsecuencia del debate allí planteado sobre
escuela laica y escuelaconfesional y el Código de Instrucción Pública
aprobado en 1897 tienecomo idea aspiradora de su articulado las ideas de la
pedagogía positivista.Se me ha pedido que trate en esta oportunidad sobre
la cuestióneducativa durante el siglo XIX, pero este tema no lo puedo ni debotratar de manera insular, y sin ver hacia atrás,
porque buena carga deideas e iniciativas educacionistas del siglo XVIII
venezolano caen sobre el siglo XIX.
Además no podemos perder de vista los siglos del período
hispano con la huella cristiana y el fenómeno del siglo XVIII,donde entre nosotros se observa convivencia o
tolerancia de pensamiento cristiano con pensamiento ilustrado.
Porque el pensamiento ilustrado en materia educacional si bien irrumpe
entrenosotros, en 1770, con la disputa
entre el Padre A. Valberde y el, Condede San Javier, donde el primero pedía
liberarse de Aristóteles y SantoTomás y dar acogida en la enseñanza que se
impartía en laUniversidad de Caracas a la ciencia moderna y a otros teólogos y filósofos
cristianos y el segundo, profesor aristotélico - tomista, y luegoen 1789 el pleito entre el abogado Doctor
Cayetano Montenegro de lamisma estirpe académica y el Padre Baltasar de los
Reyes Marrero,
abanderado de la apertura ideológica, todos coinciden tantoconservadores (el Conde San Javier y Montenegro)
y avanzados(Valberde y Marrero) en la profesión de fe y lealtad a la
ortodoxiacatólica en materia de dogma y moral. De modo que el
pensamientoilustrado venezolano en materia educativa representado en
laVenezuela del siglo XVIII por Valberde, Marrero, Juan Agustín de laTorre,
Evaristo de Buroz, Simón Rodríguez, Sanz y Andújar, penetra enVenezuela, se
puede afirmar, sin actitud volteriana y desafiante al estatuto religioso
imperante y luego recorre, aunque con tonoideológico y estilo diferentes
un itinerario hasta bastante avanzado el siglo XIX. Así pues,
pensamiento cristiano, pensamiento ilustrado y pensamiento positivista han
abonado buena parte de nuestro quehacer educacionista, no menos de
cuatrocientos años de cultura pedagógica. En
el campo filosófico, me atrevo a señalar, que el sensismo que seenseñaba en la
Universidad de Caracas, aprendido en Verney yCondillac, por lo que se desprende
del pensamiento de Baltasar de los Reyes Marrero y del enunciado de las
tesis que presentaban estudiantes para obtener el grado académico
correspondiente, es aquel que ponela observación y la experiencia como
principio o fuente para construir el conocimiento del mundo natural y de
las cosas finitas y la validez del método experimental, sin que plantearan
la idea de proscribir o de sembrar
dudas en forma directa sobre la existencia de ciertos valores suprasensibles
como la existencia de Dios, la inmortalidad yespiritualidad del alma y la existencia
del mundo sobrenatural. No sedeclara deista para sustituir lo que enseña como
verdad de fe lareligión positiva ni hace campaña al modo volteriano paradesprestigiar al clero, ni predica el valor e
importancia de la ciencia yde la razón para llenar el vacío que se
pudiera presentar al desconocerse la
autoridad de la fe religiosa que se profesa, se haceénfasis en la
ciencia, en la instrucción pública y en el aprendizaje delas artes útiles como factores que promueven el
progreso y la felicidad de la provincia sin desmedro de aquellos estudios
que la tradiciónescolástica había creado. En este sentido se procura un
criterio deenriquecimiento y de complementación para satisfacer las
exigenciasde mejoramiento del aparato
productivo del país y de la diversidad vocacional de la juventud, y
así lo testimonian los escritos del Doctor Juan Agustín de la Torre y del Padre Francisco de Andújar. Este señalado
criterio de enriquecimiento y de complementación con propósitos de progreso y de bienestar inicia en el país un
proceso de formulación de pensamiento laico para mejorar la
economía y laeducación pública, y esta última en función de la primera y
ademásamplía el marco de objetivos educacionales para dar cabida al
aprendizaje de los saberes útiles. Se manifiesta
interés por lo social quedará lugar a la reflexión sobre una
ética de igual naturaleza, en dostiempos, como en el caso de Miguel José Sanz:
en primer lugar planteando durante el dominio español la reforma de
la primeraeducación para instituir un régimen de formación que construya encada niño un espíritu de autenticidad basado en
el amor, el respeto, labuena fe, "la justa emulación por las
virtudes de los buenoscompatriotas y el
horror de los vicios y delitos de los malos" y ajeno ala vanidad,
al orgullo y a la ostentación; y luego en los días de larevolución, en 1810, un
régimen de formación ciudadana para laconstrucción
del ser republicano que se basa en el amor a la ley. Este itinerario a que
me he referido antes, es recorrido en tres fases,donde ideas del
pensamiento ilustrado contribuyen, particularmente enla segunda y tercera
fases, a vitalizar al llamado liberalismovenezolano del siglo XIX: La primera fase se puede ubicar, de manera
aproximada y a los efectosmetodológicos, de 1770 a 1810, o sea que se
inicia formalmente con el grito
cuestionador del Padre Valberde y se cierra con el inicio de larevolución. Esta
primera fase se caracteriza por un movimientodestinado a conformar
instituciones para el estímulo del desarrollo y el redimensionamiento de la orientación del régimen educativo, y queindudablemente
contribuirá a abrir camino para el planteo de la propuesta política. El progreso económico busca soportes en laeducación
y las ciencias útiles y tras esta orientación inicial decarácter científico -
educacionista que se ensanchará a medida queentra el siglo XIX para dar cabida
a la connotación político -educacionista, o sea para destacar la importancia de
la educacióncomo instrumento para solidificar los propósitos de libertad y soberanía previstos en el proyecto político
republicano. Sanz, Roscio, Bolívar, Revenga y Lander son exponentes
representativos de estatendencia que conforma el espíritu de la segunda fase de
este procesoque se caracteriza por su connotación política: ruptura de
las provincias unidas de Venezuela con
España y creación de la República. Esta fase corresponde al período
1810-1830 y contiene hechos como lalucha por la independencia, constitución de
la República de Colombia y luego su desmembramiento. La tercera fase coincide con la
reconstrucción del Estado Venezolano; y las ideas del pensamiento
ilustrado acompañan al ideario del liberalismo venezolano que pone énfasis
en reafirmar la autoridad política del poder civil frente a la
Iglesia Católica. Esta fase, a efectosmetodológicos, señalo que se inicia en
1830, concluye confundiéndose
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