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Tras las revueltas independentistas
iniciadas a principios del siglo XIX hasta culminar en el año de 1821, la Nueva España se separó del
control de España para pasar el
control administrativo y material a los "criollos" (españoles nacidos en la Nueva
España), evento que se logró a partir de la guerra independentista de 1810 hasta 1821, movimiento que fue
iniciado por Miguel
Hidalgo y Costilla y continuado por otros insurgentes. Durante el transcurso
del siglo XIX el país fue
sujeto de constantes revueltas y levantamientos destinados a obtener el control
y el poder administrativo. Facciones que disputaban intereses eclesiásticos,
conflictos territoriales, nuevas formas de gobierno, e invasiones de países
extranjeros dejaron agotados los recursos con los que contaba el país haciendo
que la nueva nación emergente tardara en perfilarse.
Después de que se empezó a querer una
independencia a principios del siglo XIX, la Nueva España se separó del dominio
de España para que todas las tierras y poder económico pasara a los criollos.
La Independencia empieza el 15 de septiembre en la noche (pero se celebra el 16
desde el principio de sus años independientes que durante el régimen Porfirista
se consolida porque él también cumplía años ese día) de 1810 con el grito de
"Dolores" por Miguel Hidalgo y Costilla. Con otros Insurgentes
pelearon durante 11 años hasta ganar la guerra de independencia en 1821. Con
esto se cambió el nombre a Estados Unidos Mexicanos.
La forma en que Bustamante llegó al
poder y el asesinato de Guerrero motivaron un clima de descontento que alentó
el regreso de personajes como Antonio
López de Santa Anna, a la sazón Héroe nacional, por haber derrotado a las fuerzas españolas
de reconquista de Isidro Barradas.
Durante estos años Antonio
López de Santa Anna se transformó en la persona más importante de la nación, cambiando
sus lealtades de acuerdo con que bando tenía más poder en ese momento.
El costo de esta inestabilidad fue la
pérdida de la mitad del país; pérdida que favoreció a los Estados
Unidos. Texas se declara independiente en 1836,
y California, Nevada, Utah, la región occidental de Colorado (la oriental era del Territorio
de la Luisiana), Arizona, Nuevo México y las pequeñas zonas fronterizas
de Wyoming, Kansas y Oklahoma que pertenecian
a México se pierden al finalizar la guerra México-Estados Unidos(1846-1848).
Invasión estadounidense (1846-1850)
Las bases fundamentales de la invasión
de Estados Unidos a México se dieron en lo que se conoce como el "Destino Manifiesto". Esta política
era un recurso que elaboraban los norteamericanos para extender en la medida de
lo posible a otros países su ideología, ya fuera por la dominación cultural o
bien con la expansión militar. El segundo recurso siempre era más utilizado.
Los pobladores de Estados unidos
querían seguir expandiéndose, decidieron invadir el territorio mexicano, el
gobierno mexicano los dejó con tres condiciones; que hablaran español, que se
convirtieran a la religión católica y que no tuvieran esclavos. Los
estadounidenses aceptaron en principio, pero al poco tiempo dejaron de cumplir
su promesa y la guerra por el territorio mexicano empezó (Guerra
México-Estados Unidos). Sus ansias de expandirse hacia el sur fueron inevitables, lo que
provocó una guerra a todas luces desigual.
En ese momento el presidente de la
unión americana era James Polk Knox, quien habría advertido al congreso de su país de sus deseos de
intervención a su débil vecino del sur, y fue el mismo congreso quien lo motivó
a realizar esta invasión, es decir, casi de forma unánime se pronunciaron por
esta, salvo pocas voces que estaban en desacuerdo, entre ellas la de Abraham Lincoln, representante de Illinois.
El recuerdo de la gran revolución de
Ayutla, nos da ocasión para significar la limpia trayectoria de la vida
de Juan N. Álvarez, ciudadano ejemplar,
revolucionario puro que entrega a la Patria medio siglo de su existencia,
amalgamada con la causa misma de la libertad y agigantada por la fuerza
política y moral y el profundo contenido social de nuestras revoluciones.
Inicia Morelos apenas sus operaciones en el Sur,
cuando el 17 de noviembre de 1810, en el pueblo de Coyuca, hoy de Benítez, se
incorpora a su escolta el joven Juan N. Álvarez, quien ha de asistir al lado de
Morelos, mientras este vive y después, al lado de Don Vicente Guerrero, a la
mayor parte de las acciones de armas de los 11 años de la Guerra de
Independencia, hasta verla coronada por el éxito en el memorable Abrazo de
Acatempan, el Plan de Ayutla y la entrada a
México del Ejército Trigarante.
No disipada todavía la lucha, defiende
el federalismo (Constitución del 4 de octubre de 1824), con el conocimiento
pleno de que representaba la única forma de asegurar el pleno goce de las
libertades, que el centralismo pretendía ahogar, continuando el sistema
virreinal a base de concentrar el poder y la autoridad en unas cuantas manos.
Esta convicción le mantuvo activo hasta
1854. En el período que va de la consumación de la Independencia Política a la
Gran Revolución de Ayutla, solo mantiene en paz a su provincia, cuando surgen
los gobiernos liberales que dan vigencia a la Constitución de 1824, con una
sola excepción que lo honra. Siendo presidente Santa Anna y manteniéndose los sureños
en rebeldía, acaece la invasión estadounidense; el sur depone su actitud y al
mando de Juan N. Álvarez presta su contingente, para mantener la integridad
Nacional.
El 1º de marzo de 1854 se proclama el
Plan de Ayutla y es la figura de aquel joven soldado que se unió a Morelos en
1810, que maduro en convicciones a través del penoso evolucionar de su pueblo,
el que ha de prestarle eje y alma a la gran Revolución de Ayutla.
Jesús Romero Flores, escribe “Tres
etapas grandiosas ha tenido la Revolución Mexicana: La lucha por la
Independencia Política, 1810; la lucha por la libertad espiritual, 1854 y la
lucha por la autonomía económica 1910. Hidalgo, Álvarez y Madero, acaso sin
proponérselo conscientemente, iniciaron cada una de esas etapas que fueron felizmente
continuadas por otros muchos paladines“.
Pero la figura de Juan N. Álvarez se
actualiza, cobra importancia, a través de la política presente, porque no solo
funde su vida al calor que producen las luchas libertarias, sino que es
entonces y se prolonga ahora como una eterna y hermosa lección de civismo.
El hombre que ha dado su juventud a la
Patria, viejo ya, abraza una vez más su vieja causa con estas ejemplares
palabras:
“Mi edad bastante avanzada y mis
notorias enfermedades, me exigen retirarme al descanso de la vida privada; más
al llamado de mis conciudadanos he alejado de mí el bienestar particular y
vengo a sacrificarlo todo a la causa sagrada que desde tiempos muy atrás sirvo
con lealtad, porque ella es la de mi Patria“.
Y cuando triunfante la Revolución de
Ayutla estima necesario nuevamente el sacrificio nos hereda estas preciosas
palabras.
“Pobre entré a la Presidencia y pobre
salgo de ella, pero con la satisfacción que no pesa sobre mí la censura
pública, porque dedicado desde mi más tierna edad al trabajo personal, se
manejar el arado para sostener a mi familia, sin necesidad de los puestos
públicos donde otros se enriquecen con ultraje de la orfandad y la miseria“
Guerra de Reforma (1857-1861)
La Guerra de Reforma duró de diciembre
de 1857 a enero de 1861. Con el transcurso de los años, la guerra se hizo más
sangrienta y polarizó a la gente en la nación. Muchos de los moderados se
unieron a los liberales, convencidos de que era necesario disminuir y controlar
el gran poder de la iglesia. Por un tiempo los liberales y conservadores
tuvieron gobiernos paralelos, con la sede del gobierno conservador en la ciudad
de México y el liberal en Veracruz. La guerra terminó con la victoria de
los liberales y el presidente Benito Juárez se llevó su administración a la
ciudad de México.
]Intervención Francesa y el II Imperio
Mexicano (1862-1867)
La presidencia de Benito
Juárez(1858-71) fue interrumpida por el segundo imperio de México (1864-67).
Conservadores trataron de instituir una monarquía cuando ayudaron a traer a
México el archiduque de la casa real de Austria, conocido como Maximiliano de Habsburgo (cuya esposa
era la princesa belga Carlota Amalia) con la ayuda militar de Francia, que estaba interesada en la
explotación de las minas del noroeste del país.
Aunque el ejército francés, entonces
considerado uno de los más eficientes del mundo, sufrió una derrota inicial en
la Batalla de Puebla el 5 de mayo de
1862, eventualmente derrotaron a las fuerzas del gobierno mexicano dirigido por
el general Ignacio Zaragoza, y pusieron a
Maximiliano como el emperador de México. Maximiliano de Habsburgo favorecía el
establecimiento de una monarquía limitada que compartiría el poder con un
congreso electo democráticamente
México Liberal (1867-1876)
La República fue restaurada en 1867,
cuando los franceses salieron de México. Benito Juárez se dedicó a reconstruir
el país y a cumplir con los mandatos de la constitución de 1857. La sociedad se
secularizó, y el gobierno intenta atraer a la inversión extranjera con la
pacificación del país y con proyectos que actualizaban la infraestructura de
transportes.
Durante estos años, Benito Juárez
consolidó su poder, y fue reelegido en dos ocasiones. Porfirio Díaz, héroe de la batalla de Puebla, se
levantó en armas en contra de Juárez en 1872, pero la nación responde con
desdén a su llamado a las armas. Benito Juárez muere en 1872, y Sebastián Lerdo
de Tejada asume la presidencia.
En 1876, Lerdo de Tejada busca la
reelección, y Díaz vuelve a levantarse en armas. En esta ocasión, Díaz es
victorioso y derrota a Lerdo de Tejada, que termina huyendo del país.
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