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del libro publicado en 2006
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Pedro Pablo Vicente Monzón (Sarrión,
1826-Teruel, 1874) fue maestro, pedagogo, impresor, escritor (fundamentalmente
de libros de carácter educativo:Explicación del sistema métrico decimal; Ortografía
castellana. Escrita para los niños; Exposición de la teoría del solfeo;
Nociones pedagógicas para la dirección de las escuelas elementales de niñas;
Método racional de lectura, etc.) periodista y político (llegó a ser
diputado por el partido Republicano en las Cortes de 1873). Desde su
revista La Concordia (1856-1873), decana en su momento del
Magisterio Nacional, luchó con denuedo por dignificar la profesión de maestro,
defendiendo infatigablemente sus derechos.
Pedro Pablo Vicente fue un republicano
convencido, íntimo colaborador de Víctor Pruneda. Desde esta opción política
planteó soluciones económicas de diferente índole encaminadas a mejorar la
postración material de nuestra provincia y a ofrecer, desde su ideología,
salidas a la corrupción de las clases dominantes y a la falta de ilusión
colectiva de sus habitantes.
De
alguna manera, sus escritos nos presentan a un claro precursor de los
regeneracionistas finiseculares de nuestra tierra. Su pensamiento, como el de
éstos, parte de una clara conciencia de atraso económico que lleva a formular
toda una serie de medidas económicas: creación de riqueza mediante la
optimización de las explotaciones agrarias (riego, mecanización, abonos,
formación…); mejoras en las condiciones de comercialización (caminos,
ferrocarriles…); explotación de los recursos minerales, industrialización, etc.
Así, por un lado, denunció el inmovilismo del agro turolense, tanto por su
apego a la agricultura tradicional, como por su desprecio a las
nuevas técnicas, defendiendo la modernización del campo en todos sus órdenes,
anticipándose a las tesis que algún tiempo después propugnaría en el Bajo
Aragón la personalidad de Santiago Viella Jassà. Por otro, de igual forma,
denunció la situación de aislamiento de la provincia con respecto a los puntos
más desarrollados del Estado, situación agravada por la inexistencia de unas
mínimas comunicaciones provinciales, circunstancia que asfixiaba la explotación
de nuestros recursos minerales, del campo turolense y la creación de cualquier
tipo de industria, por ello defendió con pasión la necesidad imperiosa de que
el ferrocarril cruzase nuestro territorio, así como también la mejora de sus
vías carreteras, anticipándose en estas reivindicaciones a la figura de Domingo
Gascón e, incluso, a la del movimiento ciudadano Teruel Existe.
Su labor más intensa la desarrolló en pro
de Magisterio Español instaurando una prensa pedagógica comprometida con la
defensa de los intereses de los maestros que pretendió, por un lado, dignificar
la profesión y, por otro, denunciar los abusos e injusticias que,
sistemáticamente, sufrían en España, proponiendo, a su vez, medidas para la
mejora de sus condiciones económicas, sociales y laborales (su revista La
Concordia contiene el repertorio más completo de legislación y
jurisprudencia educativa promulgado desde 1856 hasta 1873). En este campo, su
testigo lo recogió Miguel Vallés, figura señera también del periodismo de
Instrucción Primaria, quien durante más de treinta años se dedicará a la
dirección de revistas profesionales en Teruel.
En el terreno pedagógico defendió siempre
una metodología extrañamente moderna para su época, basada en el estímulo de la
intuición del niño, comprensiva, activa y práctica.
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