martes, 20 de noviembre de 2012

El currículo único y su influencia en el Sistema Educativo Mexicano




En este artículo se hace un recorrido sobre las necesidades sociales, que a juicio personal, dan origen al currículo único. Se hace referencia a su uso social con sustento en un arreglo de clases, tomando como base los supuestos de Bourdieu, referidos a inculcación y homogeneización. Con este referente se arriba a su inserción en México durante el siglo XIX y a su concreción durante el siglo XX en su sistema educativo. Se habla así mismo de los efectos positivos y de las contradicciones que este modelo conlleva, tomando como eje de discusión alguna de los puntos sugeridos por Kirk, Gimeno Sacristán y Pérez Gómez. Por último se hace una reflexión de la importancia que esta orientación, del currículo para la enseñanza obligatoria, ha tenido para el desarrollo educativo de nuestro país.
Clases y Educación
La sociedad para su estudio se ha intentado comprender a partir de la creación esquemática de arreglos que permitan acotarla como objeto. Los criterios para ese ordenamiento han variado, uno de los más consistentes ha sido el económico. La sociedad se entiende así, como una serie de relaciones establecidas por medio de un contrato de compraventa, donde el trabajo es la mercancía, hay una clase que ofrece su fuerza de trabajo y otra que lo compra, ambos se favorecen de él y la ganancia del mismo se convierte en plusvalía, la cual es aprovechada por la clase dominante para incrementar su riqueza y poder. Las clases parecerían definidas, sin embargo, ya en lo concreto, sólo percibimos relaciones, no vemos clases. La clase luego es una construcción conceptual que permite explicar en nivel de estructura el aparente desorden de lo cotidiano.
P. Bordeau, según citan Brunet y Morelli en su obra "Clases, Educación y Trabajo" nos dice que las clases no existen como tales, sino sólo cuando entran en conflicto. Las clases no son algo cotidiano, sino algo extraordinario que se devela cuando se lucha por una demanda, no de forma individual, sino haciendo causa común en algo, eso es lo que los aglutina y define como clase. El arreglo expresado por Marx como un devenir, es muy interesante y complejo ya que no entiende a las clases como algo súbito y de origen espontáneo, sino como producto de un proceso histórico. En esa línea tiene sentido cuando se entiende su esquema como uno de clase con conflicto. Mejor dicho, las clases no existen si no hay conflicto.
En el pensamiento anterior, la educación es un aspecto fundamental. La clase dominante lucha por conservar su condición de poder y privilegio, para ello requiere de legitimar en todos los sentidos esa condición. La inculcación a partir de una homogeneización de pensamiento y de actitud, es una forma eficiente de lograrlo, hacer sentir que la situación que se vive, con una porción de la sociedad favorecida, es algo natural y sin vuelta atrás, será una condición positiva para la reproducción de la misma, así la educación se vuelve una forma de conservar. Es un elemento conservador renuente al cambio.
Dentro del magisterio de Educación Básica en México, por ejemplo, existe una serie de incentivos encaminados a que el maestro se desenvuelva profesionalmente, a que sea mejor técnicamente dentro de su labor. La existencia de un mecanismo de formación básica y continua ya institucionalizado se orienta a fomentar esa suficiencia, así se equivale, el mejoramiento profesional de las didácticas con el de la educación.
La Educación desde luego es algo más que didácticas. Éstas son las formas, las rutinas con que se expresa un pensamiento de manera clara y explícita de acuerdo a la edad y contexto de un sujeto, pero, lo importante en ella es el fondo no la superficie.
El fondo es su sentido reproduccionista. Los contenidos son pretextos para desarrollar este fin. En la Educación básica tiene este aspecto más que claro, es aquí donde se fomentan todo tipo de habilidades, actitudes, conocimientos y valores. Como vemos, lo cognitivo es una parte de una idea educativa, no toda ella.
Bordeau y Passeron develan en su libro de la "Reproducción", el sentido de un sistema educativo. Su fondo homogeneizante, inculcador y lleno de violencia simbólica, empezando desde luego con la doble arbitrariedad de los contenidos.
El currículo visto así, no es más que un mecanismo de control operado a partir de un poder delegado, que la estructura de poder cede en aquellos que realicen una actividad pedagógica con fines conservadores.
Currículo único, función y origen
Según hemos visto en el apartado anterior, la institución educativa se vuelve una subestructura dentro de una mayor, que a partir de un programa diseñado por expertos, rescata la ideología del grupo en el poder para conservarlo.
Esto es lo que entiendo por currículo: una expresión ideológica que a partir de un plan operativo se inculca en las clases dominadas y que por cierto, en los currículos únicos tienen su máxima expresión. Pero ¿Cómo surgen los currículos únicos?
En el siglo XIX en Europa, se dio la formación de los Estados Nacionales, las grandes Repúblicas comerciales y las ciudades del renacimiento se funcionaron en éstos, que se unificaron a partir de una tradición, una historia, un lenguaje y sobre todo un gobierno común. Una de las formas más eficientes de hacer sentir que existe un manto sagrado que cubre a toda una nación con su velo común, la patria, es lo que se desarrolla a partir de los sistemas educativos. La República emanada de la revolución francesa y después su imperio napoleónico, se basaron en los principios de igualdad, libertad y fraternidad. Con ese ideario se dieron a la tarea de desarrollar un sentido nacionalista en los ciudadanos a partir de la formación y fortalecimiento de un sistema educativo subvencionado y dirigido por el Estado, desde lo elemental, las artes y oficios hasta la Universidad.
Un sistema similar se da en Prusia. Guillermo II unifica los estados prusianos a partir de la implementación de un sistema educativo común subvencionado por el gobierno. Este constaba de escuelas construidas, maestros con pago por el erario público, escuelas formadoras de maestros, dirigidas por el Estado y un contenido único en los planes de estudio, donde prevalecía el desarrollo de un idioma común, una historia patria y el desarrollo de las capacidades técnicas y humanísticas. Con esa estructura es como concebimos a los sistemas educativos actuales.
El currículo único no fue la alternativa por antonomasia de unificar un país. La diversidad como elemento esencial fue su contraparte. La tradición norteamericana apuntó en ese sentido. Recordemos que la cultura norteamericana no fue autóctona, sino que, fue un trasplante anglosajón y nunca se mezcló. Las ciudades formadas traían su cultura protestante, que tiene como uno de sus principios el trabajo y la salvación individual. Las comunidades así formadas eran hermanas unas de otras, pero únicas, conservaron esa individualidad a partir de su propio sistema educativo, particular para cada caso. Como no hubo mezclas y todos hablaban el mismo idioma, no fue necesario ubicarlo como contenido común, ya que trabajaban en éste como un sustrato con contenidos contextuados. Además la raíz del Sistema Educativo Estadounidense fue anterior a la revolución francesa y a los movimientos de unificación nacional, por lo que su influencia fue posterior.
Algunos aspectos del currículo único
El currículo único es la máxima expresión de la ingerencia de una estructura de poder en un sistema educativo, llámese esta religión, Estado u otro cualquiera. Tiene como fondo que el grupo hegemónico, homogenice al invocar un sentido de identidad, a partir de una raíz de equidad. La igualdad, principio de los derechos del hombre es su fundamento, sin embargo, el currículo único tiene contradicciones de fondo sobre las cuestiones de la libertad y de la equidad misma, como podemos apreciar enseguida:
Base común: Parte de un "arranque parejo" todo igual para todos, todos con las mismas oportunidades. Es desde luego, una incitación en su interpretación moderna a un individualismo de tipo parsoniano, ya que si se presentan diferencias, el sistema educativo las filtrará tanto en sentido negativo como positivo. Si se piensa en clases, se podría esquematizar que la sociedad fuese homogénea, sabemos que no lo es, así invocando un orden por clases, podemos señalar que la educación pública tiene un blanco definido, un núcleo de población mayoritaria. Esa proporción que sale de la mayoría es atendida por instituciones particulares. Las condiciones entre uno y otro tipo de estudiantes y de atención son obviamente diferentes. Eso cancela que se puedan tener las mismas oportunidades porque su capital cultural de origen es diferente. Luego las relaciones y capital cultural acumulado serán cualitativamente la diferencia en el desarrollo de los diversos estamentos. La educación única no genera en los hechos las mismas oportunidades, más bien legítima las diferencias.
Lenguaje común: La tesis de que la lengua común unifica a un Estado parecería innegable. Pero qué lengua debe ser la dominante. Obviamente la del grupo en el poder, en nuestro caso nos están insertando el inglés y la computación hasta en la sopa y nosotros le ensartamos el "castilla", el español a los pueblos indios, así se hizo durante más de 300 años, afortunadamente ha cambiado esta visión. Es evidente que el lenguaje común no unifica a un Estado y sí segrega, discrimina y violenta. Este es una consecuencia de un currículo marco nacional (Kirk, G. 1989, 82:90)
Formación docente: El currículo como una expresión y concreción cultural, busca generar una cultura única y una forma de entender, de pensar uniforme para desarrollar una actividad pedagógica. La despersonalización del docente es un requisito para un currículo único, sin embargo, se vuelve en una de sus principales debilidades ya que es él quien opera, quien concreta dicha propuesta como algo real. Su diferencia de origen puede tener una clase o un estrato común, pero se vuelve individual al momento del trabajo. En otras palabras la propuesta de uniformidad se ve rota por la particularidad de uno de sus principales actores, el maestro. En la medida en que se asuma el maestro como actor y no como operario es lo que hará esta fase de homogeneización exitosa o no.
Materiales y Métodos: El currículo entendido como una radiación de una forma de pensar, de una cultura, tiene sentido sólo cuando posee los medios masivos para llevar su mensaje. Los materiales y sobre todo los métodos, son los que hacen esa labor. Los materiales uniformes tienen la gran ventaja de hacer accesible la educación a las clases más desprotegidas, de hacerlo gratuito, de masificar su producción y abatir costos. Pero en contraste, son los hechos un intento por legitimar una cultura y los métodos un intento por inculcar una forma de ser y de pensar (no en que pensar) como diría Gimeno Sacristán, agentes primarios de socialización, instituciones totales porque inciden en la globalidad del individuo.
Contenidos y forma de evaluarlos: Una formación común de docentes, ligada a una producción masiva y única de textos, involucra un sistema que facilita la evaluación de lo que se propone. Esto se puede concretar a partir de los contenidos, a un mismo grado, a un mismo texto, a un mismo contenido, a una misma evaluación. Sin embargo, esa cadena lineal, tan similar a una cadena de producción, resiente el principio básico de la Educación, la inserción de un sujeto en su medio social. No puede haber un medio social producto de su interacción e historia con el medio cultural y biótico uniforme. No hay currículo único que resista este cuestionamiento. Los contenidos deben estar contextuados, así como la forma de evaluarlos. La diversidad es la base de la unidad (unitas - múltiplex) no a la inversa, ya que el currículo es de forma particular, un objeto no neutro, especialmente en los contenidos. (Gimeno Sacristán y Pérez Gómez 1991, 65:105)
El currículo único en México
En México, se desarrolló una cultura de culto a la nación, a partir de la consumación de la independencia. La búsqueda de identidad de un país mestizo no era algo fácil. No eran españoles, no eran indios, eran una nueva cultura con raíces diversas. Los españoles se mezclaron con los indígenas no sólo genéticamente, sino culturalmente. Si bien impusieron su idioma, se vieron afectados en todos los ámbitos por esta mezcla indiana, desde su arte hasta su cocina. A la culminación de la independencia de España, México buscó unificarse. Para ello siguió la influencia de Europa, principalmente la francesa. El Dr. Luis Mora intenta establecer de manera temprana las bases de un sistema educativo nacional. Sin embargo, son las invasiones Yanquis de 1847 y la francesa de 1863 las que dan sentido a esa urgencia de contar con un sustrato común, una base única que les permitiera entenderse como nación antes de que desaparecieran como tal, devoradas por las potencias de la época.
La paz porfiriana tiene entre sus grandes logros, sentar las bases de este sistema educativo. Si bien Juárez da letra a esa iniciativa en la Constitución Liberal de 1857, es puesta en operación pos su paisano el Gral. Porfirio Díaz. Ungido como ministro de jurisprudencia e instrucción pública, Don Joaquín Baranda, notable yucateco, durante el porfiriato, se da a la tarea de fundar escuelas públicas subsidiadas por el Estado, la formación de maestros para su atención y la intención de desarrollar un currículo único. La federalización del país no permitía mayor ingerencia en la Educación que la dispuesta por los Estados. Baranda no tenía mayor influencia que la que podía irradiar en el Distrito Federal y zonas del Estado de México. Sin embargo, notaba la necesidad de unificar la base ciudadana a partir de un currículo único. Para ello convoca a dos congresos pedagógicos nacionales, de los cuales empieza a surgir la idea del currículo único. Otro más de sus aciertos fue la fundación de un sistema de normales federales y estatales. Si bien sólo pudo establecer la Nacional de México, orientada por don Ignacio Manuel Altamirano, el ideario de Barrera era claro; formar homogéneamente para poder establecer un currículo nacional en Educación Primaria.
El sucesor del ministro Baranda fue Don Justo Sierra. Toca a él refundar la Universidad Nacional de México (antes pontificia. Y por cierto cerrada por Juárez) y crear las bases de un ministerio de Educación. Este personaje da las bases para un currículo único, con una mezcla de humanismo y técnica que busca formar un sujeto integral, con valores, con sentido de pertenencia a su patria y con una lengua común, respetando las particularidades. El proyecto de Sierra se ve truncado por la Revolución mexicana. De las cenizas que dejó el conflicto, se puso énfasis para su reconstrucción a partir de la Educación.
Don José Vasconcelos, se da a la tarea de lograr esa labor titánica: Reconstruir un sistema educativo nunca estructurado ni fortalecido. Divide los niveles por influencia europea, en Primaria, Secundaria y Terciaria. A la Secundaria entonces se le conocía como Preparatoria. Posteriormente se fragmenta en tres años de Secundaria y los específicos de bachiller. Para poder dar sentido y orden a este esfuerzo, impulsa el currículo único. Un currículo nacional, con poder de convocatoria de ingerencia nacional, emanado desde una naciente Secretaría de Educación Pública (SEP.), este esfuerzo inició con una alfabetización en una lengua común (el español), una historia patria (la oficial) y el fomento de las humanidades a partir de la lectura de los clásicos. Si bien su propuesta era excluyente (dejaba fuera las lenguas indias, la historia regional y los literatos mexicanos), su orientación nacionalista es el eje que incluso, a pesar de nuestros gobiernos neoliberales, sigue predominando.
Desde entonces, México había tenido la intención de homogeneizar la Educación. La forma de pensar, el lenguaje, los valores, con una idea de unidad nacional, de fortalecernos a manera de los Estados europeos del siglo XIX como una nación, formalizando esto como un derecho constitucional y la gratuidad como una garantía de cumplimiento. Sin embargo, las condiciones económicas del país dejaban poco margen de maniobra para esa prioridad.
Dichas condiciones mejoraron sustancialmente durante los sexenios de Miguel Alemán, Adolfo Ruíz Cortínez, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz con el llamado modelo desarrollista. López Mateos concreta el currículo único como una forma de unificar a la nación, no sólo a partir de un ideario, sino con un plan maestro: El Plan de Mejoramiento y Expansión de la Educación Primaria en México, ideado y dirigido por Don Jaime Torres Bodet.
El Plan de Once Años
El "Plan de Once Años" llamado así porque duraría de 1958 a 1970, pretende cubrir una etapa de educación nacional homogeneizante, teniendo como marco la política impuesta por las circunstancias de la época: el retraso de la educación del pueblo con respecto al desarrollo industrial que se venía dando en México desde tres décadas atrás, la explosión demográfica y el presupuesto del Estado que no permitía dar al pueblo los servicios que necesitaba con la rapidez que éste se reproducía. Ante esta disyuntiva, el valor de la Educación es reconocido, por lo que en diciembre de 1958, el Congreso de la Unión aprueba un decreto que crea la Comisión Nacional para redactar el Plan de Expansión y Mejoramiento de la Educación Primaria en México y el 27 de octubre de 1959, el Secretario de Educación entrega al presidente el Plan destinado a resolver el problema de la Educación Primaria en México. La primera etapa del Plan (1959 - 1964), se establece en cuatro frentes: el desarrollo de la infraestructura (escuelas y normales), la formación del magisterio (básica y continua), una modificación curricular de cobertura nacional y la elaboración y distribución gratuita de materiales (guías y libros de texto gratuitos).
Escuelas y Normales
El esfuerzo del régimen se puso de manifiesto con el análisis general y comparativo de los datos numéricos de los últimos años. En 1958 el analfabetismo ascendía al 38% de la población. Las escuelas primarias oficiales y particulares que funcionaban en el Distrito Federal eran 1 390 atendidas por 19 149 profesores, por lo tanto, era prioritario aumentar el número de escuelas, ya que eran insuficientes y casi 3000 alumnos quedaban cada año sin escuela. Además de la Escuela Nacional de Maestros, la Federación disponía de un sistema de escuelas normales compuesto de 28 Normales Rurales, 3 Normales Federales Urbanas Foráneas y 3 Normales Federalizadas. Ampliando la partida destinada a subsidiar alguna de estas escuelas, se asegurarían para el Plan 450 profesores anuales más durante los primeros siete años (1960-1966) y 500 en los últimos cuatro años (1967-1970). Junto con las Normales particulares existentes, el número de maestros egresados de las normales al terminar los once años serían solamente tres mil de los ocho mil que se requerían para atender la demanda educativa primaria. Ante la necesidad de habilitar el sistema de escuelas normales, se rehabilitaron las antiguas Escuelas Prácticas de Agricultura, pasando en 1959 a formar parte del sistema de enseñanza normal, elevando a 20 000 el número de egresados para el año de 1963.
Formación de nuevos maestros
Otra de las condiciones en la resolución del problema educativo fue la técnica y administrativa. Al decir del propio Secretario, el valor de cualquier plan de expansión de la educación dependería de la seriedad con que se enfocara la preparación de los maestros llamados a ejecutarlo (Torres Bodet Jaime. La obra educativa en el Sexenio 1958_1964 en 150 Años de Formación Docente SEP 100:104) Con la reforma, no se destruía la desventaja del magisterio frente a otras carreras a causa de haber tomado la enseñanza secundaria como antecedente de los estudios profesionales, por lo que se pensó en el bachillerato como propedéutico, sin embargo, éste no se llevó a cabo.
La enseñanza normal constaba de tres grados y los primeros maestros titulados recibieron las "plazas" que el presupuesto consignó. Fueron enviados a diversas partes del país bajo la consigna de que éstos habían escogido la carrera de maestro con el sentido nacional, por lo que no se rehusarían a servir al pueblo donde éste necesitara con más urgencia los beneficios de su enseñanza. Así mismo, con el objeto de respetar los valores encarnados en el pueblo a través de su historia, los maestros serían formados como la misma Constitución de los Estados Unidos Mexicanos establecía la acción educativa: nacional, democrática, esclarecedora, fundada en el progreso científico; ajena a cualquier doctrina religiosa; orientada hacia la comprensión de los problemas de México, al aprovechamiento de sus recursos, a la defensa de su independencia política, económica y social, tanto como el acrecentamiento de la cultura. (Programas de Educación Primaria Aprobados por el Consejo Técnico de la Educación. Centro de Documentación y Biblioteca SEP).
Los programas escolares
Los programas escolares, debían adecuarse a las necesidades de desarrollo del país, que demandaba obreros y técnicos calificados. El programa aparecía distribuido en dos grandes grupos: las metas y las áreas. Las metas se presentaban uniformes y únicas y perseguían la formación de la personalidad del niño. Las áreas, comprendían el conjunto de experiencias y actividades tendientes a lograr el aprendizaje, base del trabajo escolar de cada grado de la educación primaria. Las seis áreas comprendían las actividades esenciales para el aprovechamiento de las características propias del periodo que transcurre entre los 6 y 14 años de edad, éstas, consideradas en forma aislada o en su conjunto, buscaban adaptar la personalidad del niño en una forma activa al medio natural y social. Las áreas no eran identidades independientes, sino íntimamente conectadas en forma funcional a la enseñanza de otros rubros del programa. Tal como aparecen en los programas, cedían libertad al maestro para su adaptación a las peculiaridades del medio. Las metas a lograr eran: Conocimientos, Habilidades, Hábitos, Actitudes y Capacidades (algunas repetitivas pero otras muy específicas para cada grado). Los rubros de las seis áreas fueron: Investigación del Medio y Aprovechamiento de los recursos naturales (geografía). Adquisición de los Elementos de la Cultura (Aritmética y Lenguaje); Protección de la Salud y Aprovechamiento del Vigor Físico (Ciencias naturales); Comprensión y Mejoramiento de la Vida Social ( Historia y Civismo); actividades Prácticas ( Construcción de juguetes, desarrollo en general manual); Actividades Artísticas (canto, dibujo, modelado, educación física ), La metodología empleada por el maestro sería libre, sin embargo en el año de 1962, las Normales de maestros, enseñaron a sus alumnos a desarrollar las áreas en Unidades de Trabajo, utilizando para ello los antiguos métodos globalizados. Se planeaban las clases mediante guías y Planes de Trabajo y se elaboraba material didáctico. Al no existir fotocopiadoras, los maestros utilizaban el esténcil y el mimeógrafo.
Libros de texto gratuitos
Ya la Constitución de 1857 establecía la educación elemental y gratuita, aspiración que consignó también la de 1917. Sin embargo, la gratuidad únicamente se manejaba como un término jurídico ya que los alumnos que asistían a las escuelas, tenían que comprar los textos y cuadernos de trabajo que necesitaban. En 1954 se crea la Comisión Revisadora de Libros de Texto y Consulta de la Secretaría de Educación Pública, encargada de seleccionar los textos (editados por particulares), para los seis grados de educación primaria y para fijar los precios teniendo en cuenta que la economía general de las familias era precaria. Posteriormente, para hacer valer en su totalidad el artículo 3° Constitucional, Torres Bodet presenta a López Mateos la iniciativa (surgida ya en el periodo vasconcelista), de que sea el Estado quien edite y distribuya los libros de texto y cuadernos de trabajo para todas las escuelas primarias del país. Este proyecto obedeció también a la idea de llevar a todos los lugares del país un currículo único formado por el Estado.
El Plan Nacional para la Expansión de la Educación Primaria, no logró la meta propuesta de "dar escuela primaria a todos", sin embargo tuvo continuidad con el sexenio posterior y su influencia fue tal que se ha mantenido hasta la fecha en los tres aspectos mencionados.
Influencia del currículo único en México
La Educación en México ha sido una prioridad que no había sido atendida en toda su dimensión. Es hasta la segunda mitad del Siglo XX que se da contestación a esta demanda, ya establecida desde los albores de México como nación independiente, con la separación Iglesia Estado, la Ley promulgada en 1857 llevada a los hechos al triunfo de los liberales. Producto de la Guerra de Reforma es el punto de coyuntura, donde se cimientan de manera firme las bases del sistema educativo mexicano. El deficiente sistema, copiado del modelo español era elitista, sólo para los que podía pagarla. Para los pobres existían las escuelas parroquiales, donde se les adoctrinaba e instruía. La religión dominaba el ámbito educativo desde el nivel elemental hasta el superior con la Real y Pontificia Universidad.
La Educación como una obligación del Estado y un derecho ciudadano es asumida a partir de la separación señalada, de ahí su carácter de servicio social. La Educación no era un negocio, ni un adoctrinamiento, se convertía en un servicio del Estado a sus ciudadanos, con carácter de obligatorio. El currículo único era una necesidad orientada por la enseñanza ineludible en nuestro país en el siglo XIX, la mirada nacionalista es necesaria y la consolidación de México como Nación, lo demanda. El currículo único tenía y aún conserva su función unificadora a partir de la Educación de una idea de identidad, el culto a una historia única, a una tradición que no se deja perder y el desarrollo de una obligación gubernamental para ofrecer este servicio, a diferencia del modelo español tan arraigado en el virreinato. En el país independiente, la Educación fue una forma de igualar a las personas, de prepararlas para el trabajo y sobre todo de hacerlas partícipes de la sociedad de la que forman parte, su fondo de equidad se lo permite junto con su obligatoriedad. Si bien era vista como un servicio social, debe verse también como un proceso de homogeneización, como un proyecto de socialización del ciudadano que diera coherencia y cohesión al naciente país. La educación representaba esa oportunidad, como lo ejemplificaban los modelos europeos de Francia y los Estados Alemanes. Es por ello que se les toma de referencia y se deja de lado, junto con la separación Iglesia Estado. La tradición ibérica. (Gimeno Sacristán y Pérez Gómez, 1992, 195; 223)
Ese fue el potencial que ofrecía a nuestro país un currículum único, independiente lo adoptó y sin importar los vaivenes de la frágil República, se conserva en su fondo y sentido hasta nuestros días. Esa fue la filosofía inspirada en el iluminismo francés, que guió el trabajo de consolidación del (SEM) sistema educativo mexicano. Se puede considerar como tal, cuando ya tiene una cobertura nacional y una orientación, una política educativa que responde a estos principios, al ofrecer un servicio a la sociedad, de manera obligatoria. Su punto crucial se logra al acercarse en gran medida la gratuidad; con escuelas dignas, libros de texto gratuito, desayunos escolares para los menos favorecidos y becas para las personas en pobreza extrema. A cambio el Estado cosecha críticas abiertas a la falta de autonomía, que una propuesta de trabajo como esta implica en la práctica docente. La respuesta intolerante de aquellos que no se consideran iguales y su Educación son diferentes, así como las críticas por ser un Estado totalitario en cuestiones educativas, sin más respuesta de aire fresco que las escuelas privadas, que desde un principio existieron allegadas a instituciones religiosas y en la actualidad como empresas educativas. La educación no puede ser igual para todos porque no todos son iguales. La élite lo sigue siendo y su sistema educativo se ha fortalecido, imponiendo sus ideas educativas a la escuela pública, laica y obligatoria, cristalizada en el currículo único.
A manera de cierre
El currículo único fue la respuesta que México encontró para ofrecer Educación a su población, los aspectos positivos y negativos han sido una constante en su desarrollo histórico. Dentro de sus ventajas está lograr un elemento de equidad, de igualdad, una educación como servicio enmarcada en la tradición de la educación obligatoria y gratuita, como un unificador de historia, tradiciones, cultura y valores comunes. En contra ha tenido la resistencia de la iglesia a la laicidad. Fue éste su principal detractor en el siglo XIX y lo volvió a ser durante el plan de Once Años, al imponerse el texto único. Se le considera un Estado totalitario a aquel que domina y hegemoniza la Educación, dotándola de un solo punto de vista, el suyo, aunque se le barnice de consultas populares. También se le ha cuestionado por su carácter discriminatorio, al dejar de lado las culturas y tradiciones locales, así como sus lenguas, situación que a últimas fechas se ha intentado subsanar.
De entre las ventajas y desventajas, han sido más las primeras., lo que ha hecho que prevalezca como retórica educativa y al parecer así seguirá durante mucho tiempo, ya que las condiciones de igualdad que pregona es un discurso valioso y capitalizable. Por lo que es necesario fortalecerla y apoyarla así, gratuita, obligatoria, única y laica.

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