lunes, 26 de noviembre de 2012

El pensamiento humanista de Jaime Torres Bodet


Originario de la Ciudad de México Jaime Torres Bodet nació el 17 de abril de 1902. Cursó estudios en la Escuela Nacional Preparatoria y, después, en la Facultad de Jurisprudencia y en la de Altos Estudios (hoy Facultad de Filosofía y Letras) de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue profesor de literatura en la Escuela Nacional Preparatoria y secretario de la misma. Siendo rector de la Universidad José Vasconcelos lo nombró su secretario particular. Posteriormente fue jefe del Departamento de Bibliotecas en la Secretaría de Educación Pública. Tiempo después ingresó al servicio exterior (1929) en el que se desempeño como secretario de la legación en Madrid (1929-1931) y en Paris (1931-1933); encargado de negocios en Buenos Aires (1934), primer secretario en Paris (1935-1936), jefe del Departamento Diplomático de la Secretaria de Relaciones Exteriores (1936-1937), encargado de negocios en Bélgica (1938-1049) y subsecretario de Relaciones Exteriores.
En 1943 el presidente Ávila Camacho lo designó secretario de Educación Pública, cargo que desempeñó hasta el fin del sexenio en 1946. En el siguiente periodo presidencial se desempeña como Secretario de Relaciones Exteriores (1946-1948), puesto al que tiene que renunciar al ser invitado como director de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura de 1948 a 1952. En 1954 regresa al servicio exterior como embajador de México en Francia y en 1958 retoma el cargo de secretario de Educación Pública hasta 1964. El 13 de mayo de 1974 se suicida unos días después de terminar sus memorias, dejando el siguiente mensaje: “Ha llegado el momento en el cual no puedo fingir, a causa de mis enfermedades, que sigo viviendo, en espera, día a día, de la muerte. Prefiero ir a su encuentro y hacerlo oportunamente. No quiero ser molesto ni inspirar piedad a nadie. He cumplido mi deber hasta el último momento" [El Universal, 1974], según reseñaron los diarios del día siguiente.
Formado en la más amplia gama de la intelectualidad de su momento, desde temprana edad se nota su vocación por el cultivo de las ideas, ya sea a través de la poesía, de la dirección
de revistas o en la conformación del grupo de "Los Contemporáneos" del que formaron parte gente de la estatura de Carlos Pellicer, Enrique González Martínez, Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen, Jorge Cuesta, Elías Nandino y Salvador Novo.
Colaboró en diarios como el Novedades y en el semanario Mañana. Recibió varios honores y distinciones; fue miembro de El Colegio Nacional, la Academia Mexicana de la Lengua, el Instituto Francia y la Academia del Mundo Latino; así mismo once universidades le otorgaron el doctorado honoris causa.
El humanismo de Torres Bodet
Existen dos grandes momentos en los que se basa este análisis del pensamiento humanista de Torres Bodet, el primero es el trabajo desarrollado para cambiar el sentido socialista del artículo tercero de la Constitución Mexicana al final del primer periodo como secretario de Educación Pública y, el segundo momento es cuando Torres Bodet está al frente de la dirección de la UNESCO.
En 1946, en la última fase de su mandato como Secretario de Educación Pública, Torres Bodet propuso realizar un anhelo, que como lo confiesa en sus memorias, desde el inicio de su administración en diciembre de 1943 tenía en mente al igual que el presidente Manuel Ávila Camacho: la reforma del Artículo 3º que garantizaba que la educación que impartiera el Estado debía ser socialista.
Así, lo que vemos en el texto del artículo tercero "socialista" de 1934, es que de entrada aparece la adjetivación de "... la educación que imparta el Estado será socialista, y además de excluir toda doctrina religiosa combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social" [Solana, 1981: 274].
Por el contrario, la noción de educación a la que hará referencia Torres Bodet , alude principalmente a un cambio en la concepción que se marcaba en el Artículo 3º de la Constitución, de 1934. Ya no será una educación dirigida a un fin específico o para un sector de la sociedad en particular, sino que se refleja una concepción de educación que se caracteriza principalmente por la formación moral del individuo, encaminada hacia el bien y la justicia. Más que una somera tarea de ilustración, o la simple habilitación de oficios y profesiones por el carácter de emergencia que vive el país, se piensa que la educación que logre la "unidad nacional" será aquella que "... valora nuestra propia alma, estime la eficiencia de las virtudes y reconozca el lastre de los defectos" [Torres Bodet, 1948: 125].
También, alude ésta noción a pensar la educación como un bien social de derechos y obligaciones en el que los intereses particulares o de grupo se subordinen a los de la comunidad y de la Patria. Esta subordinación estará justificada en el sentido de que los valores y las virtudes que el individuo va a adquirir en su formación integral, es decir en su educación, provienen de la Patria puesto que no se improvisan, sino que se forjan en los hogares y en la escuela, por lo que ésta debe estar fuera de "tempestades políticas".
Estas tres características de la educación: la formación del individuo en su integridad, la aptitud para el bien, y su correspondencia social de derechos y obligaciones, permite pensar a Torres Bodet a la enseñanza como el "modelaje" del individuo, en donde las materias primas son los alumnos; y
... los elementos que le dan cohesión, son los valores, el equilibrio de la libertad, la capacidad para apreciar, la enseñanza a querer la vida en lo generoso y lo verdadero, para el logro del hombre libre o lo que es lo mismo, la creación de la personalidad responsable, enérgica, valerosa, con rigor en las pasiones y la valentía en las pasiones injustas contra los demás. Si la enseñanza se da de esta manera, la educación realizaría su fin último que es la defensa de los principios de justicia, paz y libertad [Torres Bodet, 1948: 230].
Los postulados que el concepto de educación propuesto por Torres Bodet se encuentran inmersos en un ámbito que debe retomarse de la necesidad que él prevé de cambiar el sentido de la educación.1 Esta necesidad de cambio, se ve reforzada por la presencia de nuevos horizontes referenciales "externos", como lo fue la realización de la Conferencia en la que se creó la UNESCO como un organismo internacional de apoyo a la educación, la ciencia y la cultura de los pueblos al terminar la segunda guerra mundial.
La educación para Torres Bodet debía estar cimentada sobre todo en valores generales que en lugar de separar a los mexicanos, los hicieran sentirse aludidos por igual. Así lo expresa en su primera intervención pública al referirse al trabajo que se propone realizar al frente de la SEP, en busca de la "unidad nacional". Dice Torres Bodet: "... una prueba de fe en lo que se propone emprender la Dependencia que ha sido puesta a mi cargo; pero, más aún, en lo que unos y otros conseguiremos si trabajamos unidos, estrechamente, bajo el auspicio de los valores espirituales de solidaridad, de conciliación y de patriotismo que deben servirnos de guías en nuestra cruzada de educación" [Torres Bodet, 1948: 121].
Como se desprende de ésta cita, la educación para Torres Bodet se finca en valores espirituales generales que al mismo tiempo van a dar coherencia a las acciones de política educativa que emprenderá durante su administración.
Contrariamente a la idea del "combate de ideas y doctrinas", que se expresaba en el artículo socialista de la educación, el secretario de educación esta proponiendo una educación que permita con el trabajo de todos los mexicanos lograr la igualdad y la conciliación que no podían darse desde los tiempos de la Revolución Mexicana.
Por eso mismo, si la educación ha de unir en lugar de separar, piensa Torres Bodet que: "... hemos de hacer de la educación un baluarte inexpugnable del espíritu de México, habremos de comenzar por eliminar toda agitación malsana de sus recintos" [Torres Bodet, 1948: 121].
La educación debe entonces tener como uno de sus primeros requisitos el de englobar todo lo mejor del pueblo de México que son sus valores, para que la nación se vea unida y no exista la posibilidad de la división. Esta necesidad no es un capricho del gobierno en turno sino que desde la óptica de Torres Bodet, responde a los intereses más legítimos del pueblo. Él lo expresa de la siguiente manera: "Todos estos ideales y esos anhelos se oponen irremisiblemente a la dictadura de la violencia. No es sólo el gobierno, es el alma de nuestro pueblo la que reclama la urgencia de suscitar una educación encaminada hacia el bien y hacia la justicia. Es el alma de nuestro pueblo la que nos manda" [Torres Bodet, 1948: 123].
Ahora que si preguntamos de dónde se nutre el alma del pueblo, Torres Bodet contesta que de la cultura enraizada en "las humanidades greco-latinas y en la filosofía piadosa del cristianismo", que se hacen presentes en la vida de todos y por lo tanto, la educación inspirada en los valores debe responder a los requerimientos de la vida. Por eso mismo la norma que debe seguir la educación será: "... la de perfeccionar nuestra educación sin traicionar nuestras tradiciones, pero sin promover obstáculos insalvables a la renovación incesante del porvenir. Tendremos que rechazar los procedimientos que modelaban al individuo sin tomar en cuenta a la sociedad, para el sólo provecho efectivo de una casta, de un régimen o de un credo" [Torres Bodet, 1948: 124].
De esta manera, los esfuerzos y los ajustes que la educación experimente, estarán sustentados en los intereses del pueblo y responderán a ellos. No se privilegiará a un solo sector o facción sino que la educación como la piensa Torres Bodet será para todos, respetando los valores de todos. Por esto mismo, se piensa la educación como respetuosa de las creencias de todos los individuos, en la que:
La libertad de creencias es un principio indispensable y vital de la democracia. Precisamente porque así lo apreciamos, pondremos nuestro mayor empeño en acatarlo cumplidamente y consagraremos toda nuestra energía a velar porque los intereses organizados por las creencias no traten de minar esa libertad, que las leyes les aseguran, intentando luchar unas contraotras en nuestro seno e introduciendo subterráneamente en la estructura educativa de México esos gérmenes de discordia y de sectarismo que motivaron en el pasado tantos conflictos, tantos errores y tantos lutos [Torres Bodet, 1948: 125].
Como se desprende de la cita, para Torres Bodet la noción de educación se presenta problematizando el lugar que las creencias religiosas deben ocupar frente a la actividad educativa. No se pretende atacarlas, pero sí marcar que si bien se respetan y se tolera su práctica, se debe tener cuidado en que la educación permita la contaminación de actitudes que pongan en peligro la intención de unidad con que se ha empezado a caracterizar a esta actividad. Se respetan las creencias y se defiende su práctica pero al mismo tiempo se tiene cuidado en que el campo educativo no sea invadido por el campo religioso.
Con estas precauciones, es posible decir que para Torres Bodet la función de la educación es la de incorporar a los individuos a una vida plena en la que los distintos factores (religión, moral, política, etc.) se pongan en juego con el enlace de la "ilustración" y de la habilitación en ciertos oficios y profesiones. Él lo menciona de la siguiente manera:
 ... proclamamos que en nuestro país la educación ha de tratar de enseñarnos principalmente a valorar nuestra propia alma, a estimar la eficacia de sus virtudes y a reconocer el lastre de sus defectos, asimilando las calidades aprovechables, coordinando las diferencias irreductibles; civilizando, en una palabra, a los grupos que el aislamiento y el abandono han dejado a la zaga del progreso de las ciudades; dando a los centros urbanos interés por las poblaciones del interior; inculcando en unos y en otras el amor de lo autóctono, de lo nuestro y al mismo tiempo despertando en todos una vocación multiforme: la de la vida. Sólo en un pueblo consciente del abismo que media entre la ciencia de vivir y la paciencia del vegetar, podrán florecer con vigor las manifestaciones más altas de la cultura [Torres Bodet, 1948: 126].
Toda educación deberá ser para la vida, sacando al pueblo de su estado de "vegetación" en el que no se puede hablar de una vida plena. Por esto mismo la educación no puede circunscribirse al ámbito escolar sino que tendrá que ir más allá de la escuela e incluso del sistema escolar, se busca la participación de "todos" y no sólo de los integrantes del sistema educativo.
Ahora se abordará el pensamiento de Torres Bodet haciendo un análisis del periodo en que Torres Bodet desempeña cargos internacionales en el terreno educativo, primero como representante del gobierno de México en la Conferencia de Londres (1945), de donde nació la UNESCO; y después como Director de dicho organismo (1948-1952).
Éste, es sin duda, un periodo importante en el proceso de gestación y conformación del humanismo en Torres Bodet que lo hace entrar en contacto tanto con dimensiones más amplias de los problemas educativos (cooperación internacional, autonomía de los gobiernos locales, políticas centralizadas, etc.), como con nuevas orientaciones en torno a los fines y funciones de la educación en la sociedad (teorías como la del capital humano y el desarrollismo)
Algunos de los puntos más importantes de la Conferencia del 45 son, por ejemplo, la idea de que al término de la guerra, la mejor forma de consolidar la paz mundial será a través de la cooperación mundial por medio de la cultura, ya que se está en un momento de oportunidad para poder concebir las relaciones entre las naciones y entre los hombres desde perspectivas diferentes a las que se tenían hasta antes de la guerra. Se lee en su intervención:
Acontece, no obstante, que el mundo aguarda algo más que un arreglo de límites y de zonas de influencia; algo más que una red de convenios para la explotación y el comercio de productos; algo más que un sistema de transitoria seguridad. Y eso que el mundo aguarda es un nuevo trato entre las naciones y entre los hombres; un nuevo modo de apreciar los valores de la conducta; un nuevo significado de la alegría, del trabajo, de la esperanza; una nueva meta que proponer al esfuerzo de todos juntos" [Torres Bodet, 1987: 19].
Parece que Torres Bodet quisiera aprovechar que se reflexiona sobre tres aspectos que por razones obvias, se descuidaron y deterioraron durante la guerra, como son la cultura, la ciencia y la educación, para advertir de la posibilidad de una nueva forma de entender la relación entre los hombres primero y entre las naciones después. Torres Bodet vislumbra la posibilidad de que a través de la educación, tomando los mejores valores y con la ayuda de la ciencia, se pueda construir un nuevo humanismo, o como él dice: "una era distinta en la historia humana". Esto requerirá, del esfuerzo y de la participación de todos los hombres y de todas las naciones. Este humanismo, deberá ser de mayor amplitud que el que hasta ahora ha predominado, y deberá contraponerse, en las nuevas circunstancias, a la concepción de hombre y de cultura heredados del pensamiento clásico de occidente. Dice Torres Bodet: "El humanismo clásico se encerró en otros tiempos en el Mediterráneo; el humanismo moderno no puede tener términos ni fronteras. Contribuir a plasmar este nuevo humanismo en la conciencia de la humanidad es, por ventura, el más alto fin de la UNESCO" [Torres Bodet, 1994: 458].
En la perspectiva de Torres Bodet, ese nuevo humanismo ya no tendría como rasgo el estar centrado en la "inteligencia" exclusivamente, sino el integrar a ella, las virtudes humanas que reclama la nueva época: respeto a la libertad, repudio a la violencia, etc. Esto se logrará estableciendo normas generales que puedan seguir todos los hombres y todas las naciones. Según Torres Bodet podría empezarse por: "... el respeto a la libertad, el repudio de la violencia, la preferencia incondicional de la paz en la justicia sobre la guerra para la hegemonía, la persuasión de que el hombre no es un medio, sino un fin; la repulsa absoluta a toda discriminación por razón de sexo, raza, lengua, clase social o religión; y otras convicciones análogas y de máxima generalidad" [Torres Bodet, 1994: 457].
Así, tres años después de fundada la UNESCO, al hacerse cargo de la dirección general, Torres Bodet piensa que una institución que se encargue de la ciencia, la cultura y la educación, deberá jugar un papel muy importante en la consolidación de la paz mundial a través del impulso y promoción de los valores que la cultura en general ha tomado como los de mayor relevancia. Será al mismo tiempo el principal problema que dicha institución deberá plantearse. Torres Bodet lo enuncia de la siguiente manera: "¿Cómo fomentar la paz por efecto de la cultura y de una cultura fincada en el amor a la libertad?" [Torres Bodet, 1981: 9].
Para llevar a cabo los ideales de este nuevo humanismo, en el que el trato entre naciones e individuos sea diferente, se necesitará empezar por dar forma a una nueva concepción sobre lo que es la educación y su papel en las sociedades. Este es uno de los temas recurrentes en los discursos pronunciados por Torres Bodet al frente de la UNESCO.
La caracterización de este "nuevo concepto de educación" hace intervenir variados referentes, dentro de los que destacan la crítica a las tendencias totalitarias y racistas de la educación, contraponiendo a ellas una idea de democracia y de educación para la democracia.
Uno de los referentes centrales consiste en la necesidad de asentar el nuevo concepto de la educación en principios inobjetables; al respecto nos dice Torres Bodet:
La cuestión ¿cómo debemos educar? está íntimamente enlazada con estas otras: ¿Cómo debemos vivir? ¿Cuál será el régimen del mundo futuro?... Por esa razón, me permito insistir sobre este punto: hay algo más en la cooperación intelectual que un simple intercambio de conocimientos y de ideas, de profesores y revistas, de laboratorios y de colecciones de museos. Hay algo más importante que todo eso en la base misma de la cooperación intelectual. Es la cooperación de los intelectuales; la fuerza organizada del mundo de las ideas, para impedir que ocurran de nuevo las monstruosas desviaciones que llevaron a los pueblos a resolver su crisis por la violencia [Torres Bodet, 1987: 21].
Como se desprende de lo planteado en el párrafo anterior, para Torres Bodet, la educación que debe implantarse en tiempos de posguerra, deberá tender a la cooperación de los pueblos y a la consecución de la paz, estando basada dicha educación en "principios inobjetables", que compartan todos por igual y que ayuden a superar las diferencias, o por lo menos a sobrellevarlas. De otra manera, la educación se convertiría en un elemento que nos llevaría a repetir las atroces circunstancias de la guerra. Anota Torres Bodet:
Es cierto: los postulados totalitarios, que guiaron a los falsos educadores del despotismo, produjeron un daño intenso en la tierra entera. Mas ¿hubiese sido posible implantar y desarrollar esa instrucción para el odio y para la muerte si, en la totalidad de los otros pueblos, hubiese habido un entusiasmo cordial por la democracia, un amor activo de la cultura y, para decirlo cruel pero brevemente, un concepto eficaz de la educación? [Torres Bodet, 1987: 15].
Desde la fundación de la UNESCO, Torres Bodet está haciendo énfasis en el carácter y el papel que la educación debe jugar en las nuevas relaciones de los países en tiempos de paz. Podríamos decir que a la educación así pensada, se le confieren demasiadas atribuciones, sobre todo si nos fijamos en la manera en que se supone que con una eficacia mayor de la educación posiblemente se hubiera evitado la guerra. Parece insinuarse que de ahora en adelante la educación además de contener los valores universales de la cultura, tendrá que volverse eficaz. Aquí es importante destacar que Torres Bodet no está pensando en una eficacia tecnocrática como la que se puso en boga a partir de corrientes teóricas como la del capital humano y los enfoques desarrollistas. La eficacia que aquí propugna Torres Bodet es una eficacia que conduzca al alejamiento de las posturas "totalitarias" y "racistas" mediante una educación encaminada fundamentalmente hacia la convivencia humana basada en la paz, la libertad y la democracia. Este objetivo, se logrará a través de una nueva educación en la que justamente se ponga por encima de intereses particulares o nacionales, los derechos de todos los hombres; que conlleve al desarrollo de las naciones y de los individuos. Torres Bodet pretende "... encontrar una forma de convivencia en que la creación de las grandes personalidades no suponga olvido para las masas y en que la expansión de las masas no implique la asfixia del individuo" [Torres Bodet, 1987: 16].
Este va a ser un ideal que el pensamiento humanista de Torres Bodet va a sostener, ya de manera más específica, cuando trate de explicar la educación impulsada por la UNESCO como práctica general para todos los pueblos, pero respetuosa de sus características particulares. Si además de ir encaminada la educación hacia la Paz, la Libertad y la Democracia, es respetuosa de las tradiciones y particularidades de cada uno de los pueblos, se podrá decir que ha cumplido con uno de los objetivos que es desterrar los odios entre las naciones y los individuos, debidos a "totalitarismos" y a diferencias de "raza".
Por esto mismo, los esfuerzos educativos deberán ir encaminados a la consolidación de la fe en el progreso y la libertad, mediante la solidaridad moral de la humanidad por la acción del conocimiento y en virtud de la educación. En la concepción de Torres Bodet esta educación deberá tener como finalidades:
... las de suprimir los recelos y los rencores, dominar el odio, estimular la solidaridad humana, compensar el ejercicio de la inteligencia pura con la práctica y la estimación del trabajo manual, ahondar, en la formación del ciudadano, el sentido de que ninguna ciudadanía ha de exaltarse por encima de las obligaciones sociales de la equidad universal y hacer, en suma, de toda educación nacional, respetuosa de las aspiraciones, de las costumbres y de la autenticidad de la patria, una base de apoyo para la cooperación internacional en la independencia y la justicia [Torres Bodet, 1987: 20].
Aparece aquí, en el pensamiento educativo de Torres Bodet, una relación entre la educación y la vida, que pone en tensión el papel de la educación en las sociedades: si la vida es "educadora", resulta obvio que se deben generar mejores condiciones de vida para educarse en la justicia y en la democracia, y no en la desigualdad y el totalitarismo; pero a su vez la educación debe ser impulso para la construcción de un "nuevo trato" entre los hombres y las naciones. Se manifiesta una imbricación tal que pareciera que al no resolverse una, no se resuelve la otra. Así mientras la educación requiere de ciertas condiciones de vida, la vida requiere de la educación.
Tal parece que lo que se hace necesario es la elaboración de una "pedagogía social" nueva, en la que ésta no implique sólo un conjunto de técnicas y métodos de enseñanza, sino que comprometa a todos por igual en las tareas que los tiempos exigen. Esta pedagogía social sería aquella que tomará en cuenta las limitaciones que el sistema de enseñanza formal tiene y que concibiera que para "... educar al hombre, hay que educar a la ciudad. Todo maestro genuino percibe, efectivamente, que la enseñanza más limpia suele estrellarse contra las barreras que encuentra, fuera del ámbito de la escuela" [Torres Bodet, 1987: 25].
Con esta perspectiva como posibilidad, se permitirá según Torres Bodet, que los métodos pedagógicos propuestos por esa nueva pedagogía, que los alumnos inducirán directamente su intervención de una manera más activa en el mundo conocido a través de la enseñanza.
Desde este punto de partida, parece obvio que el papel de la escuela esté muy limitado, y que la educación rebasa con mucho ese ámbito. Por esto mismo el papel de la escuela en la nueva educación se ve muy limitado, incluso llegando a decir que:
... cuando hablo de la necesidad de combatir la ignorancia para consolidar la paz, no me hago ilusiones exageradas sobre lo que, por sí solas, pueden obtener las escuelas como factor de renovación social ...la escuela no será suficiente; los profesores no serán suficientes; los escritores, los artistas y los poetas no serán suficientes. Una escuela digna de la vida exige una vida digna de la escuela [Torres Bodet, 1965: 39].
Quizá a esta conclusión se llegue a partir de concebir como referente más lejano la concepción de valores universales que para el caso son la paz y la convivencia internacional, la libertad, la democracia, etc., como principios inobjetables en los que se va a sustentar la educación que ahora se propone. ¿Cómo salvar este aparente círculo vicioso entre la vida y la educación, sin caer en generalidades sin posibilidad de aplicación? Torres Bodet propone como salida la educación cívica que logre para todos la integración de la civilización.
Partiendo del supuesto de que hay un proceso que se debe seguir para lograr algo, Torres Bodet piensa que en el caso de la educación cívica, con la adopción de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, se ha avanzado en la línea de lograr una educación como la que está proponiendo. Así, piensa que si antes sólo se había definido la educación basada en los "principios inobjetables" de justicia, libertad y democracia, como "educación para la comprensión internacional" y luego como "educación para el civismo internacional"; al final quedará como "educación para vivir en una comunidad internacional".

Política Educativa en Jaime Torres Bodet

Definir una política educativa para México, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, como la registrada en el primer lustro de los años 40 y de una lucha interna entre las diversas facciones gobernantes del país, derivadas de las políticas revolucionarias del general Lázaro Cárdenas, significó para el presidente Ávila Camacho y su secretario de Educación, Jaime Torres Bodet, un verdadero reto a resolver.
La política presidencial giró en torno a la unidad nacional de los mexicanos para enfrentar la amenaza nazi-fascista de Alemania e Italia, fomentando los ideales de la libertad, democracia y la paz mundial.
Correspondió al doctor Jaime Torres Bodet, designado Secretario de Educación el 23 de diciembre de 1943, reconocido en el ámbito intelectual, artístico y diplomático, poco conocido en el magisterio, no obstante que en su juventud había sido Jefe de Bibliotecas de la Secretaría de Educación durante el ministerio del licenciado José Vasconcelos, dirigir un mensaje al pueblo de México, para dar a conocer su ideario y programa de educación, centrando su discurso en la importancia del apoyo de los maestros y de la nación entera, para hacer realidad el pensamiento del presidente de la República.
El Secretario Torres Bodet expresó "que estaba persuadido de que la consolidación de la independencia política y económica de México descansa en la educación de todos sus hijos… y que…las circunstancias históricas de nuestro tiempo exigen una educación para la paz, para la democracia y para la justicia social".
Sin hacer gran publicidad, el secretario Torres Bodet, propuso al presidente Ávila Camacho una reforma al artículo tercero que establecía la educación socialista, para que postulara el amor a la Patria, a la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y la justicia, además de desarrollar las facultades del ser humano.
La nueva legislación reafirmaría los principios a favor de una educación laica, gratuita y obligatoria, así como el carácter democrática, nacional, manteniendo firmes los postulados de la lucha contra la ignorancia y sus efectos, fundada en los principios de la ciencia, la razón y el viejo anhelo pedagógico de una formación integral del educando.
Para lograr el ideal educativo de la UNIDAD NACIONAL, requería de un intenso programa de actividades en el aula, la escuela y la comunidad.
El sistema educativo mexicano, requería de una filosofía de la educación, que hiciera posible la formación de un pensamiento social de los educandos y de los mexicanos en general, que los cohesionara, que les diera identidad nacional, que fomentara el amor por la patria.
Durante los años 40 el secretario Jaime Torres Bodet, llevó a cabo una reforma a los planes y programas de estudios de la educación primaria, secundaria y normal, por medio de los cuales se enseñaba la historia de México, el civismo y los principios para una convivencia de los mexicanos, en favor de la democracia, la justicia y la paz internacional.
El principio de la unidad nacional, como objetivo inmediato a lograr mediante los programas educativos, era un propósito fundamental, de soporte a la política del gobierno de la República, a favor de una posición pacifista.
Una de las consecuencias esperadas durante la Segunda Guerra Mundial, que afectaron también nuestro país, era la generación de un pensamiento a favor de los países del eje formado por Alemania, Italia y Japón, cuya ideología de sus gobiernos era el nazismo y el fascismo.
En este contexto, el gobierno mexicano se propuso educar para la libertad, la democracia, la justicia y la paz.
A los niños y a los jóvenes se les inculcaban los valores cívicos, de amor a la patria, a vivir en libertad y en la democracia, en un ambiente de armonía interna y de paz mundial.
En el segundo período, como secretario de Educación, el doctor Jaime Torres Bodet, se propuso una reforma educativa por medio de la cual los estudiantes y maestros reafirmaban su conocimiento de la historia de México, incluyendo los principales acontecimientos del siglo XIX y siglo XX, así mismo, los primordiales conflictos bélicos, revoluciones sociales y sistemas de gobierno durante el siglo XX, todo lo cual explicaba las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales del mundo y de nuestro país.
Otro aspecto relevante de esta reforma educativa, fue la introducción de la enseñanza de las actividades tecnológicas en la educación secundaria, para facilitar el desarrollo de aptitudes y habilidades manuales de los estudiantes, aprendiendo así el manejo de herramientas para la soldadura, mecánica, carpintería, costura y cocina, entre otras.
El desarrollo integral de la personalidad del adolescente, era posible mediante el aprendizaje de conocimientos científicos, históricos, cívicos, del lenguaje, de manualidades y educación física.
La formación de profesores de educación primaria, se extendió a la preparación de educadores de adolescentes, con la creación de las escuelas normales superiores públicas y privadas.
En esta reforma educativa a la enseñanza secundaria del país, así como la creación de la Escuela Normal Superior de Nuevo León, participó el profesor Humberto Ramos Lozano, hoy Benemérito de la Educación del Estado.
Hoy día, el país requiere de pensadores como Jaime Torres Bodet.

LA EDUCACIÓN SOCIALISTA


La educación socialista se fundamenta en las teorías marxistas, entendidas como una interpretación del hombre y el mundo que se opone a las interpretaciones burguesas tradicionales. Karl Marx y Frederich Engels expusieron en una amplia obra los principios de esta educación y pusieron los cimientos de la misma, sin embargo no fueron los únicos que se ocuparon de ella. Efectivamente, por una parte encontramos antecedentes de la educación marxista en figuras de la importancia de: Platón, en el S. IV con sus obras La República y las Leyes, Tomás Moro y Campanella en los siglos
XVI y XVII, los autores de la Ilustración en el s. XVIII y Owen y Fourier en el s. XIX, por citar solo los más importantes. Todos estos filósofos y pensadores, a pesar de la distancia en el tiempo, comparten la idea común de que la educación puede ser la fuente de todo bien o de todo mal, según la usemos y la inculquemos. También asocian educación con trabajo productivo. Contemporaneos o posteriores a Marx y Engels pero estrechamente ligados a la educación socialista debemos mencionar a Makarenko, Gramsci, Sujomlinski, los teóricos de la reproducción social de la escuela, como Bourdieu y Passeron, Baudelot y Establet y también Althusser. Por último debemos mencionar a Suchodolski. Pero de todos hablaremos de forma pormenorizada un poco más adelante. Principios de la Educación marxista. Marx y Engels, para elaborar su teoría, parten de la crítica a la educación unilateral o capitalista (donde hay escuelas para obreros y escuelas para burgueses) a la que contraponen la formación omnilateral del hombre en igualdad de circunstancias.
Las concepciones educativas de Marx y Engels utilizan como instrumento práctico el método marxista, realista y crítico, que parte de lo concreto, estudia los hechos y sus contradicciones y plantea la transformación de la realidad.
Los hechos deben servir de base a la teoría, pero la teoría debe plantearse cambiar los hechos. No basta interpretar el mundo, lo más importante es cambiarlo.
Las concepciones educativas de Marx y Engels tienen en cuenta al hombre de su tiempo que vive en una época en que la gran industria está ya definitivamente establecida. En lugar de aplicar unas ideas educativas preconcebidas, ellos extraen las ideas de la propia  estructura económica y del sistema de producción capitalista.
Los tres grandes principios educativos socialistas serán la gratuidad, la laicización y la ya citada educación politécnica. Para Marx y Engels es muy importante el principio de la omnilateralidad de la polivalencia. Se entiende por polivalencia la preparación para el desempeño de cualquier trabajo y el desarrollo total de las capacidades de hombre, pero también la atención de todas sus
necesidades. Los contenidos concretos de la enseñanza marxista abarcarán tres aspectos: la educación intelectual, la educación física y la instrucción politécnica.
La enseñanza marxista reniega de la Iglesia en tanto en cuanto afirma que esta se rige por principios burgueses. Por esto se define como laica, mixta y, como ya se ha dicho,  gratuita. La combinación de educación con trabajo productivo constituye el fundamento de la pedagogía socialista.
 

Pedagogos del socialismo
Marx y Engels fueron los teóricos del socialismo y en parte de la educación socialista, pero el  socialismo dio importantes educadores y pedagogos que ya hemos mencionado.
Makarenko (1888-1939) dirigió dos colonias escolares, una de ellas (Colonia Gorki) dedicada a la formación de niños y jóvenes delincuentes, y escribió y ofreció numerosas conferencias dedicadas a temas pedagógicos. En la colonia Gorki se trabajaba mucho el sentimiento de cohesión y unidad que Makarenko entendía fundamental para conseguir los objetivos pedagógicos, así como la renuncia de los colonos a los intereses personales. La primera obligación del alumno era anteponer los intereses de la colonia y del Estado soviético a los propios. Las comunas debían mantenerse a sí mismas y se insistía en el valor social del trabajo productivo por servir a la comunidad. Makarenko no está de
acuerdo en relacionar escuela y trabajo. La disciplina es un objetivo a conseguir desde la familia, planteada como una necesidad vital para la construcción de la sociedad comunista y el éxito de la Unión Soviética. Se opone a los postulados de la Escuela Nueva.
En su experiencia rechaza que la educación deba fundamentarse en las necesidades del niño; las necesidades esenciales son las de la colectividad. Para que el niño tenga fuerza de voluntad es preciso enseñarle disciplina y renuncia.
Su pedagogía está dirigida a formar futuros ciudadanos comunistas con un sentimiento profundo del deber y de la responsabilidad para los objetivos soviéticos, espíritu de colaboración y solidaridad, formación política y capacidad para conocer a los enemigos del pueblo. Dos ideas fundamentales que resumen los objetivos educativos de  Makarenko son la confianza en la sociedad soviética y su fe en las posibilidades de la educación
Antonio Gramsci (1891-1937) pensador marxista de origen humilde. Las dificultades de su
vida,  le llevaron a definir la  pedagogía del  esfuerzo y el  principio de la autodisciplina,  como elementos pedagógicos fundamentales.
Para Gramsci la crisis educativa era el reflejo de la crisis de la sociedad capitalista, por lo que plantea una reforma cultural ligada a la transformación socio-política y económica. La cultura debe estar fundamentada sobre la igualdad de los hombres. Es necesario afirmar la propia personalidad, lograr una conciencia crítica y liberarse de la ignorancia.
Dentro  de  su  planteamiento,  tienen  especial  función  los  intelectuales que  deberán  ser dirigentes que se inmiscuyan en la vida práctica como organizadores. Deben estar junto al pueblo,dirigir, formar un bloque histórico entre masas e intelectuales, en el que estos últimos elaboran y dan coherencia a las concepciones y problemas que las masas plantean en su actividad práctica. Para elevar el nivel intelectual de los trabajadores será preciso que el Estado cree otras instituciones como círculos, asociaciones y clubs, coordinados por asociaciones políticas y sindicales. Desde su concepción pedagógica defiende una educación intermedia entre el liberalismo y el autoritarismo.  Incluye  la  exigencia  marxista  de  la  polivalencia,  de  la  omnilateralidad  y  del desarrollo integral y, asimismo, la que entiende como necesaria disciplina similar a la “disciplina consciente” de Lenin que imponga hábitos, normas y limitaciones a la libertad individual. Su  principio educativo implica la relación de la  escuela con la vida pero además  debe contener  la integración entre trabajo e instrucción,  capacidad de dirigir  y de producir,  teoría y práctica, pensamiento y acción.  El  papel  del  maestro  es  fundamental  como  representante  de  la  conciencia  crítica  de  la sociedad que sume  el  papel  de  mediador  entre  la  sociedad general  y la comunidad educativa. Adquiere el  papel  de dirigente,  de intelectual  que deberá ser  formado para ello.  Tiene un lugar privilegiado siempre que recicle sus funciones y desempeñe los nuevos roles que de él espera una
sociedad socialista. Es  partidario de  una escuela  obligatoria única que permita aprender  a pensar,  estudiar  y dirigir. La escuela tendrá dos fases: una, de carácter humanístico (trabajo intelectual y manual) y otra  en  la  que  se  desarrollarán  los  valores  fundamentales  del  humanismo,  la  autodisciplina intelectual y la autonomía.
Gramsci no hablará nunca de la inserción del niño en la fábrica,  sino de desarrollar en los
niños la capacidad de trabajo en un proceso escolar coordinado con la fábrica pero independiente de ella. Sujomlinski (1918-1970) se le considera el gran pedagogo del comunismo soviético del siglo XX junto a Makarenko y padre de la corriente conocida como personalismo educativo.  Trabajó durante 35 años con niños como maestro,  y desde su escuela,  orientó gran parte el pensamiento pedagógico soviético desde una perspectiva personalista frente a la doctrina oficial de lo colectivo y el grupo frente a lo individual y personal. Se  basa  en  presupuestos  característicos  de  la  Escuela  Nueva  occidental,  como  el paidocentrismo y el  idealismo,  pero a su vez los combinaba con los principios de la educación socialista. Su método pedagógico se conoce también como escuela de la alegría, puesto que ésta junto a la felicidad y la libertad se convierten en la base de su pedagogía. Basa la enseñanza en la felicidad y alegría infantil porque un niño preocupado o triste no está en condiciones de aprender, de ahí su obsesión por preparar el ambiente escolar adecuado. Sus planteamientos educativos pretenden demostrar que también es posible educar mediante este sistema a los adolescentes sin que por ello falte el rigor y la exigencia precisa para que los alumnos adquirieran los conocimientos y habilidades previstas. En la escuela creaba “campos de tensión” motivadores del estudio e interés voluntario por los proyectos. La motivación se conseguía a partir de los intereses del niño y mediante el juego. También se valoraba el factor social y comunitario, puesto que defiende la necesidad de desarrollar todas las posibilidades del educando en un ambiente colectivo de trabajo. La idea esencial de este maestro es la interrelación de todos los factores que intervienen en la educación.
La escuela no tiene como escenario el  aula,  sino la naturaleza.  El  método es el  despertar emocional  de la razón,  el  enseñar al  niño a pensar,  pero  dirigiéndose al  sentimiento y sólo a través de éste a la mente. Evitaba las actividades competitivas que pudieran humillar a los menos capaces y se mostraba partidario de la gimnasia,  la emulación de la belleza y la armonía de los movimientos.
Sujomlinski, cree en el niño y en su capacidad y procura aleccionar a los maestros bajo estas mismas directrices, al tiempo que insiste en la necesidad de la autoinstrucción o autoeducación.



5. La escuela capitalista al servicio de la reproducción social
Desde la perspectiva marxista, la reproducción de la fuerza del trabajo y la diversidad de sus cualificaciones es una de las bases del capitalismo. El capitalismo crea instituciones al margen de la producción,  una de las más importantes es la escuela que enseña las habilidades necesarias a la producción y forma ideológicamente a los miembros según el puesto que están llamados a ocupar en las formaciones sociales. La esencia del Estado es el poder de dominación política y económica de las clases poseedoras sobre las poseídas. La función es perpetuar la explotación. La función de reproducción  del  aparato  escolar  pone  en  manos  de  la  burguesía  un  instrumento  de  lucha  y
dominación sobre las clases trabajadoras.
Se entiende que las acciones pedagógicas impuestas corresponden a los intereses de las clases dominantes que seleccionan los contenidos que mejor sirven a sus intereses.
Los autores se refieren a la acción pedagógica primaria y al trabajo pedagógico primario para indicar el aprendizaje que se da en la familia. Los alumnos que llegan a la escuela después de haber recibido la acción y el trabajo primario en una familia acomodada están en ventaja. En la práctica, el trabajo secundario a realizar será mucho mayor cuando el trabajo primario ha sido escaso y las posibilidades de éxito muchas menos que los que han tenido el privilegio de recibir las atenciones familiares.  Existen dos redes de escolarización,  una llamada a producir  “trabajadores intelectuales” la otra a formar  “trabajadores manuales.” A través de la escuela las clases dirigentes perpetúan la  situación social. La única solución es acabar con la escuela capitalista y con todo su sistema de funciones al  servicio de la reproducción.


6. La teoría educativa de Suchodolski
 
Este pedagogo polaco,  para la construcción de su teoría educativa,  parte de la crítica a la educación tradicional, ya que entendía que la escuela había nacido en unas condiciones sociales y culturales totalmente distintas de las actuales y ya no responden a las exigencias presentes, al no preparar a las generaciones jóvenes en la responsabilidad y en los valores para la nueva vida social y cultural. Se imponía educar a individuos valiosos, hombres desarrollados en todos los aspectos y con una plasticidad intelectual que les permita buscar nuevas soluciones y seguir el ritmo de los progresos científicos y tecnológicos. La pedagogía tradicional no contribuye a la participación creadora en la vida social y cultural, tiende a reproducir las desigualdades y a perpetuar las situaciones de privilegio. Suchodolski  plantea  la  educación  del  futuro  dentro  del  socialismo.  El  futuro  habrá  de conformarse bajo el signo del creciente papel de la ciencia y la técnica en la vida humana, de la mayor responsabilidad de todos en relación con los problemas sociales comunes, bajo el desarrollo de la instrucción y la cultura de las masas y de las nuevas victorias en la lucha por la liberación nacional y social de los pueblos oprimidos. La sociedad dependerá del grado en que sus miembros sepan realizar su actividad profesional y social al nivel que de ellos exigirán los progresos de la
ciencia, la técnica, la economía y la organización social. El problema para planificar la educación del futuro está en que no se sabe qué tareas y qué condiciones se presentarán en el futuro. Según este pedagogo, la educación socialista puede concebirse por los términos siguientes: sociedad, cultura y trabajo; esto es, la preparación con miras a la participación activa en la sociedad, para la realización creadora del trabajo profesional y para la participación activa en la vida cultural, en los cuales se refleja la tendencia de la sociedad socialista a realizar la convergencia de los intereses sociales y la satisfacción de las necesidades crecientes de
tipo individual. La pedagogía socialista debe formar a un nuevo modelo humano, en el que se concilien el pasado con el futuro, los problemas e intereses individuales con los sociales, las tareas aisladas con las cooperativas.
Para la educación del futuro se muestra partidario de una perspectiva integradora, esto es, plantear lo intelectual,  lo moral  y lo estético de forma integrada.  La práctica se dirige a toda la personalidad del sujeto y le permitirá formarse de una manera polivalente, multifacética. Gracias a ello,  el  individuo alcanza su pleno desarrollo,  se vuelve más racional,  sensible y activo,  siendo capaz de vivir y actual según las exigencias de la cultura científica y de pensar según los modelos científicos.
La pedagogía socialista habrá de ser capaz de  integrar el estudio y el trabajo.  El  trabajo
pierde su carácter alienante al convertirse en el reflejo de la necesidad fundamental humana de la acción creadora. El joven no debe trabajar para producir, sino en cuanto se forma y desarrolla. Otra dimensión de esta pedagogía,  es la combinación e  integración de las  enseñanzas de tipo general y las  de  tipo profesional.  El  trabajador  debe estar  preparado para  abandonar  su especialidad y enfrentarse a otro tipo de trabajo.
Además debe integrarse la escuela y la vida, la actividad pedagógica no puede limitarse a
educar a los niños, debe incluir a jóvenes y adultos. Esta perspectiva de Suchodolski  pretende acabar  con el  antagonismo  individuo-sociedad, porque el desarrollo del hombre y del mundo se encuentra en estrecha relación, siendo el desarrollo
del mundo un producto de las actividades humanas y siendo las actividades humanas un producto del desarrollo de ese mundo. Lo mismo ocurre con la dualidad presente-futuro, el futuro no es lo que  los  hombres  esperan  que  sea,  sino  el  producto  de  lo  que  se  está  forjando  gracias  a  sus actividades presentes, sus logros y sus errores, de esta manera ambos conceptos están relacionados.
En definitiva,  la escuela tiene que estar  abierta al mundo, facilitar los contactos entre los alumnos y el medio social para fomentar valores de participación y asumir responsabilidades. Se deben seleccionar los contenidos no pudiendo faltar las ciencias matemáticas y físicas, la química y la biología,  las ciencias sociales y las humanísticas,  así como el estudio de la estructura de la ciencia.
De forma integrada aparece la educación moral destinada a integrar al hombre en una acción concreta,  enseñarle  a  actual  adecuadamente  y  participar  en  la  vida  social,  basándose  en  la comprensión de las consecuencias sociales de su actividad personal.
También este  pedagogo tiene  muy en cuenta,  los  aspectos  personales como parte  de  la educación integral, por lo que sugiere fomentar las facultades creativas, imaginativas y expresivas.

REFORMA EDUCATIVA EN MÉXICOEN EL PERIODO (1934-1940)

PRIMERA EXPRESIÓN DEL ART. 3ºCONSTITUCIONAL Y SUS REFORMAS
En materia de legislación, corresponde al artículo tercero regir la educación en México. Elartículo 3º Constitucional se originó, como ya todos lo sabemos, en el año 1917 en elperiodo Carrancista, es allí donde adquirió su primera concepción filosófica y de cortesocial «¡No socialista!» cabe aclarar.Los cambios más importantes al referido artículo se realizaron entre los años de1921-1934, quizá más por entusiasmo que con un orden en el sentido de la administracióneducativa llevada a cabo, corresponde a José Vasconcelos emitir una frase muy poderosadonde él señala que el artículo tercero constitucional es letra muerta. Por lo tantoVasconcelos, se refirió a la importancia que el Estado tuvo y tiene, para hacerse cargo dela educación y no los municipios, que es lo que se había planteado en la Constitución de1917, en donde se suprimió el Misterio de Instrucción Pública y Bellas Artes, delegando asíla responsabilidad educativa a los diversos órganos, entre ellos los municipios.La interpretación de los términos usados en la expresión del 3º Constitucional es muyimportante. En este aspecto, dentro de la elaboración y redacción de los artículos, éstosdebieron ser precisos y no dar cabida a errores e su definición. Por consecuencia, almomento de legislar sobre educación, se buscó que el artículo 3º fuera un precepto quepudiera señalar la realidad nacional y su posible cobertura en materia educativa, aunqueaquí se tendría que profundizar en el tema de este ensayo, que desde luego, no es lapretensión de este trabajo.Pero a lo largo de la historia de México, se han tenido diferentes reformas y tambiénasimismo, diferente redacción del tercero Constitucional. Llegamos a lo que nos interesaplantear aquí. Veamos que la primera reforma a dicho artículo, dentro del cardenismo, fuela siguiente:
ARTÍCULO 3º _ Corresponde al Estado (Federación, Estados, Municipios) el deber deimpartir, con el carácter de servicio público, la educación primaria, secundaria, normal yuniversitaria,* debiendo ser gratuita la primaria.
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 Esta redacción, desde luego, fue muy pretenciosa, por lo que en el curso de losdebates del congreso se eliminó la educación universitaria, con esto se eximió de laobligación, por parte del Estado mexicano de abarcar este nivel educativo.La otra reforma constituía una transformación completamente radical que nos diceasí:
?
. . .
A
La educación que se imparta será socialista en sus orientaciones y tendencias,pugnando por que desaparezca prejuicios y dogmatismos religiosos y se cree la verdaderasolidaridad humana sobre la base de una socialización progresiva de los medios deproducción económica.
 
2
 Finalmente la comisión de la XXXV Legislación Federal presidida por el Lic. AlbertoBremauntz redactó el texto del artículo 3º, que a la letra nos dice:
 ARTÍCULO 3º _ La educación que imparta el Estado será socialista y, además de excluir todadoctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizarásus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racionaly exacto del universo y de la vida social.
3
 Fue de la anterior manera, en la cual quedo expresado el artículo que señaló que laeducación en México sería socialista. Hay que hacer hincapié en el sentido de cómo seinterpretó el término socialista en esa época. No es la misma concepción que tuvo encomparación con los principios en los cuales se basó el socialismo científico. Eso nosqueda muy claro, la aplicación de la educación socialista en nuestro país, considero, que   
no tiene nada que ver con los principios aplicados en las políticas educativas de los paísessocialistas de aquellos tiempos.Las características y las finalidades de la educación socialista, aparentemente sonexcelentes, sin embargo tuvo que haber tenido alguna o muchas aberraciones, sino de locontrario ¿Por qué desapareció en el siguiente sexenio?
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¿Por qué no tuvo continuidad? Esuna reflexión que cualquier persona se podría plantear, y por ende muy pocos podemosresolver estos cuestionamientos o quizá ninguno. No lo sé. Es preciso de estudios másprofundos, que se alejan del alcance de este ensayo. De lo que sí estamos seguros es quela Educación Socialista en México, fue aplicada en circunstancias muy especiales, pero nodemeritorias. Dejó una huella dentro de la educación en nuestro país, dentro del sistemaeducativo, cosa que aún en nuestros días se sigue estudiando. Lo que quiere decir quetiene una gran importancia e interés para lograr entenderla, comprenderla, por qué y cómose originó y por qué desapareció tan rápido.

Hacia una educación socialista

Factores que influyeron en el surgimiento de la educaciónsocialista:
La escuela rural hizo llegar elementos culturales y útiles parasolucionar diferentes problemas de la comunidad.
La escuela fue considerada por muchos como un centro deexpresión y una vía de solución para la problemática nacional.
El triunfo de la Revolución Socialista en Rusia significó unmodelo de organización social y se fortaleció esta perspectivapor lo efectos de la Gran Depresión de 1929 en nuestro país.
Una búsqueda por fortalecer al estado frente al clero
Desde esta perspectiva el modelo socialista constituía la posibilidad de asignar un total control por parte del Estado enla realización de la función educativa.
El momento mas critico de esta confrontación fue la GuerraCristera.
El reglamento provisional del articulo 3° en febrero de 1926,provocó una reacción de los padres de familia quienes decíanque el estado debía limitarse a respetar el derecho de los padresa educar a sus niños conforme a su propio credo, estocontradecía los principios de obligatoriedad y laicismoestablecidos por el liberalismo social desde la segunda mitad delsiglo XIX.
El censo de la SEP para inspeccionar escuelas religiosas, originóuna nueva protesta, se pedía la aceptación de la reformaconstitucional propuesta por Carranza en 1919 que establecíauna mayor libertad para la educación privada.
La teoría pedagógica. Su evoluciónLa escuela racionalista fue antecedente de la escuela socialista,fundada por el profesor español Francisco Ferrer Guardia. EnMéxico fue bien aceptada , en ella veían la posibilidad de que laciencia y la razón orientaran a la juventud, sin dogmatismos, nifanatismos religiosos.José de la luz Mena y otros profesores trataron de llevarla a lapractica definiéndola como…
“El sistema escolar debe tener comobase la libertad, para lo cual, el niñodebe actuar en el taller, la granja, lafabrica, el laboratorio; el maestro debeser excitador de la investigacióneducativa que conduce a unaEducación Racional; por la libertad y elinterés del trabajo el niño transformarásu egoísmo en amor a su familia a suraza y a la humanidad y será un factor de progreso”
Con forme a estas ideas se fundaron escuelas en Yucatán yTabasco y fueron alimentadas por la escuela progresista de laacción ideada por Dewey…Al crearse la SEP, su titular el licenciado José Vasconcelos, seinteresó en la importancia de los adelantos en el terreno de lapedagogía y en 1923, dio a conocer las bases para laorganización de la escuela Primaria conforme al principio de laACCIÓN. En 1924, fueron puestas en practica dichas bases lasque se acogieron con entusiasmo, aunque surgieron diversasinterpretaciones que hicieron confusa su aplicación.Durante el ministerio del doctor Puig, y con la colaboración delprofesor Moisés Sáenz, subsecretario del ramo, se dio granimpulso y clarificación a la teoría de la escuela activa,poniendo en practica el Método de Proyectos. 
 
La escuela Nueva o de la Acción Esta inspirada en los principios del educador norteamericano JohnDewey.Las bases de esta escuela fijan los lineamientos a que se sujetará laenseñanza y son algunos de los principales los siguientes:“La acción debe constituir la base y fundamento de la vida del niñoen la escuela primaria”.“El trabajo escolar, y muy especialmente el que se traduce enactividades corporales, presentará oportunamente motivos paraformar en el niño hábitos sociales”.“Las actividades y correlaciones mentales que de ella se deriven,medios de aprendizaje, de adquisición, de habilidad ycapacidades y de información científica deben alcanzar un finpropuesto girando alrededor del proyecto con la realización deuna obra manual, social o recreativa fundándose en los interesesdel niño.
Debates de la reforma constitucional de 1934
El bloque nacional revolucionario presentó la siguiente iniciativa
 Articulo 3° 
: la educación que imparta el estado será socialista, yademás de excluir toda doctrina religiosa combatirá el fanatismo ylos prejuicios para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas yactividades en forma que permitan crear en la juventud un conceptoracional y exacto del universo y de la vida social.En cuanto a los debates se puede decir que se centraron en definir el concepto “socialismo” que se le pretendía otorgar a la educación.Manlio Fabio Altamirano:Existen dos socialismos, el utópico que no se toma en consideraciónpor que desecha el materialismo histórico que es el que estudiatodos los fenómenos sociales a través de la situación económica delos países. Y el científico el cuál esta basado en el materialismohistórico.Si vivimos en un régimen que no es socialista, no podríamos crear unaescuela socialista .
Arnulfo Pérez H.Vamos a inculcar en la mentalidad de los niños la necesidad de suprimir lapropiedad privada y de socializar los medios de la produccióneconómica.Exhibirá ante el alumnos el cuadro de las tremendas injusticias cometidascontra el proletariado.De estas discusiones se puede comprender que la educación socialistafue concebida como una educación que permitiera la transición a unaorganización social equitativa y justa, eso si con resultados mediatos.La reforma del articulo se aprobó el 10 de octubre de 1934. quedandoasí.“La educación que imparte el estado será socialista, y, además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios para locual organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permitacrear en la juventud un concepto racional y exacto del universo, y de lavida social…”